Jungkook estaba un tanto nervioso, algo que solía sucederle un poco más habitual de lo que acostumbraba. Esa noche sería la designada para comentarles a sus amigos el porqué de tanto misterio y desaparición de los últimos meses.
—Alfa, ¿este está bien? — Taehyung estaba arrodillado sobre una de las mesadas de mármol para lograr dar con el gabinete más alto donde guardaban las bebidas alcohólicas. Balanceaba entre sus manos una botella de vino en un vil intento de diferencias las diminutas letras plasmadas en la etiqueta frontal.
Al tratarse de una relación de prácticamente toda la adolescencia y juventud, poco les importaba la apariencia, por lo que Taehyung vestía un par de andrajosos pantalones de gimnasia, los más abrigados de su armario ya que el frío londinense estaba haciendo estragos, un gran suéter de lana pertenencia a su alfa y unos calcetines igual de felpudos.
Por otro lado, Jungkook tenía un juego de buzo y pantalón de algodón y sus pies enfundados en unas pantuflas que el rizado le había obsequiado en su último aniversario.
El encargado de la cocina, por obvias razones, era Taehyung con Jungkook como su ayudante. El menú principal se componía de carnes de diferentes cortes junto a papas gratinadas, siendo este el favorito de sus amigos.
Estaban demasiado ocupados riendo y tomando vino en la cocina que no se percataron de lo rápido que el tiempo había pasado. Cuando quisieron acordar, dos firmes golpecitos resonaron en la puerta de roble.
—Ese debe de ser Eunwoo, ahora vuelvo — Jungkook besó la frente de su alfita y con copa en mano se dirigió al salón.
Un castaño, anteriormente rubio, enfundado en un grueso abrigo impermeable con dos botellas de alguna bebida alcohólica y su característica sonrisa aguardaba del otro lado.
—¡Mierda, está helando! — gruñó mientras empujaba al mayor para abrirse paso.
Un suspiró tembloroso escapó de entre los labios del alfa cuando por fin el calor hogareño lo envolvió. Quitó sus zapatos, quedando en solamente sus medias de patitos favoritas, y colgó el abrigo.
—Ven aquí, compañero, hace meses que no nos vemos.
Jungkook se acercó sonriendo mientras dejaba que el calor y el aroma de la menta lo envolvieran. Había extrañado tanto a ese alfa tonto.
—¿Cómo has estado, Eunwoo? — inquirió.
—Todo bien, pero no más que tú. Tiene como un brillo especial en la mirada.
Eunwoo lo miró con su típica perspicacia y Jungkook rogó que no fuera capaz de leerle la mente porque si no la sorpresa estaría completamente arruinada.
—Claro que no, déjate de tus payasadas.
—Voy a hacer como que te creo — Eunwoo se encogió de hombros antes de girarse y encarar para el lado de la cocina — ¿Ricitos?
Jungkook miró al cielo casi rogando por un poco de paz, pero terminó gruñendo cuando lo único que recibió fueron sonidos de golpes y risas.
Eunwoo entabló una rápida conversación con Taehyung quien estaba más que encantado de volver a verlo. A Jungkook todavía le parecía raro que su amigo no hubiese notado todos los cambios que había en la casa, como la punta de goma de la mesada en donde ahora estaba recargado, pero lo adjudicó a lo distraído que podía llegar a ser.
Al rato, con la carne casi lista y un par de copas acabadas, Jimin y Yoongi tocaron la puerta.
—Pasen — Jungkook los recibió con mejillas sonrosadas y cabello algo despeinado producto del alcohol.
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Tramitando con esperanza || KookTae
FanfictionEn donde Taehyung y Jungkook son una pareja de alfas con las esperanzas demasiado elevadas en busca de adoptar un pequeño cachorrito que termine de completar esa familia que tanto añoraban. ¿Qué pasara cuando el sistema sea el principal encargado d...