𝓞𝓬𝓱𝓸

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𝘌𝘹𝘱𝘭𝘪́𝘤𝘢𝘭𝘦 𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘤𝘦𝘭𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘰𝘴 𝘺 𝘺𝘰 𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢.

18/12/23

Pov's Alan

Mientras el sol se asomaba por las cortinas, señalando el comienzo de una nueva semana, me desperté junto a Axel. Sin embargo, él seguía profundamente dormido, su carita tan tierna mientras dormía me impedía molestarlo. Aproveche la oportunidad para levantarme sin hacer ruido, salí cuidadosamente de la cama, decidido a empezar el día sin despertarlo.

Mientras salía de la habitación, haciendo todo lo posible por no hacer ruido, alcancé a ver a Martin y Nico en el patio, metidos en una rutina de ejercicios. Martin estaba en cuatro, con el cuerpo contorsionado haciendo un ejercicio conocido como el "gato bueno" y "gato malo" o eso creo, no sé, es lo que vi en en un capítulo de Casados Con hijos. Nico cacheteó juguetonamente la cola de Martin mientras observaba su extenuante posición.

Incapaz de resistir los celos que me roían, decidí unirme a su conversación, con la esperanza de distraerme de estas emociones no deseadas. Me acerqué a ellos con una sonrisa forzada, mi voz era normal pero teñida de tensión.

"Buenos días, chicos. ¿Cuál es el plan para hoy?" pregunté, mis ojos recorriendo entre Martin y Nico.

Martin, con el sudor brillándole en la frente, se volvió hacia mí con una sonrisa amistosa. "¡Hola, Alan! Estábamos hablando de la compra semanal".

Nico soltó una risita, sus ojos centellearon con picardía. "Sí, y lamentablemente, esta vez sólo tenemos la mitad del presupuesto".

Arrugué las cejas, mis celos momentáneamente apartados por el apremiante asunto que tenía entre manos. "¿La mitad del presupuesto? ¿Cómo vamos a hacer para sobrevivir?"

Martin se encogió de hombros. "Tenemos que ser creativos, supongo. Priorizar lo esencial y hacer algunos sacrificios".

La frustración me inundó, con la voz llena de enojo. "La concha de la madre, lo dimos todo al re pedo".

Nico, sintiendo mi frustración, me puso una mano tranquilizadora en el hombro. "No te preocupes, Alan. Lo vamos a resolver.".

Suspiré, con los hombros caídos por la derrota. "Lo sé, es sólo que... Odio sentirme restringido".

Martin hizo una pausa en su ejercicio. "Lo entiendo, Alan. Va a ser re complicado, pero es solo por esta semana, vamos a hacer que funcione".

Mientras Martín y Nico seguían discutiendo el tema de la compra, no pude evitar sentir una persistente sensación de celos que me carcomía.

"Entonces, chicos, cambiando de tema ¿que les parece si me enseñan el ejercicio?" pregunté, con la voz llena de curiosidad.

Martin, siempre servicial, hizo una pausa en su ejercicio y volvió su atención hacia mí. Un brillo travieso bailó en sus ojos mientras aprovechaba la oportunidad para guiarme a través del ejercicio.

"Dale si amigo, no hay problema, vos relajate tranqui que yo te ayudo y te enseño", sugirió Martin, su voz firme.

Mi corazón no daba más ante la perspectiva del enfoque práctico de Martin. No podía negar que me seguía gustando y cada vez peor, aunque Axel y yo estuviéramos juntos. Pero tampoco podía resistir la tentación y, con un poco de nerviosismo, asentí con la cabeza.

Martin me puso en cuatro, sus fuertes manos ajustaron suavemente mi postura. Mientras me guiaba por el estiramiento del ejercicio, su tacto se tardó más de lo necesario, sus dedos trazando las curvas de mi cuerpo.

Ojitos verdes - Marlan GHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora