Manosear

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Aldo

Han pasado algunas semanas desde la ultima discusión, él me pidió perdón, pero también dijo que yo tenía culpa por ponerlo celoso y creo que tiene razón, no debí hablar con Roier luego de haberme enterado de todo lo que él sentía por mi.

Osvaldo dice que dejó de confiar en él después de eso, dice que no sabe las intenciones que tenga conmigo y que lo más seguro es que solo me quiera alejar de valdo.

Narradora

Aldo muy muy en el fondo sabía que Roier tenía un poco de razón en querer mantenerlo lejos de Osvaldo, sabía que se estaba exponiendo en un constante peligro si seguía en esa relación tóxica, estaba tan cegado por él que no se daba cuanta o mejor dicho, no quería darse cuenta de la verdad.

Estaba enamorado, él realmente estaba enamorado.

Pero ¿Quién le aseguraba que su pareja sintiera lo mismo?

¿Él sentía lo mismo?

¿Eso era amor? Para Aldo si, para él tener que soportar todo era amor, lo veía como pequeños obstáculos en su relación que si lograban salir adelante entonces era amor verdadero.

Osvaldo dejó de sentir ese amor que en algún momento le tuvo, desde hace mucho, pero aquel chico era tan sumiso ante él que no podría desperdiciar la oportunidad de tenerlo a su lado para su beneficio, para sentir que tenía poder en esa relación, para alimentar su ego, su orgullo, su narcisismo, entre otros tantos trastornos que se niega a aceptar que tiene.

[...]

De nuevo, Aldo estaba frente a un Osvaldo completamente ebrio, odiaba estas noches en donde desconocía a su propio novio, era otro cada que bebía alcohol y tenía la ligera sospecha de que consumiera otro tipo de sustancias, odiaba tener ese pensamiento de él, odiaba sentir que no podía ser suficiente para él y por eso buscaba lo que no tenía en otros lugares, odiaba sentirse solo durante el día y cuando por fin tiene un momento con él, Osvaldo no estaba en sus cinco sentidos.

-¿quieres que te haga un café?-preguntó Aldo-

-no, mejor quédate conmigo un rato-Osvaldo miró detenidamente al chico que tenía frente a él de arriba hacia abajo, no consiguió lo que quiso horas antes y lo único que pasaba por su mente era quitarse las ganas- ¿bajaste de peso? Te ves más...

Ni siquiera era capaz de terminar la oración, solo estaba enfocado en aquellos pensamientos obscenos que tenía solo con ver el cuerpo de su pareja en una tela fina que tenía por pijama. Aldo había bajado de peso, no por buenos motivos, sino porque constantemente su pareja le recordaba que "estaba pasado de peso", lo hizo sentir inseguro hasta el punto de tomar medidas drásticas, no quería dejar de gustarle, quería su aprobación.

Pero por mucho que deseara escuchar esas palabras, no podía tomarlas de buena manera, creía que solo lo decía por los efectos del alcohol y no porque verdaderamente lo pensara.

-si, estuve tratando de bajar los kilos que tenía de más, pero ahmm, ¿quieres que te busque una pijama para que descanses?

-no, lo único que quiero es tenerte a ti.

Se acercó y sin previo aviso lo besó, de la manera más desesperada posible mientas empezaba a tocar partes del cuerpo del pelinegro, tomó desprevenido a Aldo, claro que moría por tener un momento tan íntimo con él, pero no en esta situación, no así, no quería que fuera producto de los efectos del alcohol y que lo más probable es que al día siguiente se arrepienta o simplemente lo olvide.

-Valdo, no por favor, tú no estas consciente en este momento y lo mejor es que no pase nada-podía sentir su corazón latir tan fuerte, tenía miedo de la reacción que Osvaldo fuera a tener.

Sin embargo, no hizo caso y siguió besándolo, ahora en su cuello dejando evidentes marcas que se quedarían ahí durante un tiempo, su mano comenzó a bajar para tocar el miembro del chico y con la mano que tenía libre, guió una de las manos del contrario hacia su miembro ya erecto en busca de sentir caricias obscenas.

Aldo por su parte, no estaba excitando para nada, al contrario, estaba aterrado, no quería ser obligado a hacer algo que no quería, quería salir corriendo pero tenía miedo, Osvaldo lo estaba manoseando de una manera demasiado brusca que lo único que podía llegar a sentir era dolor, asco y repulsión. Se sentía sucio, no importaba lo mucho que le pidiera que parara, él no lo iba hacer, su mano estaba inmóvil y los únicos movimientos que hacia eran provocados por la mano de Osvaldo que estaba sobre la de él.

-oh Aldo, ¿me vas a negar que no querías esto? Huh, cuantas quisieran estar en tu lugar en estos momentos y tú no lo aprovechas, vamos, tócame como te estoy tocando yo, tócame hasta que logre correrme.

-¡por favor para, me estas lastimando!

-shh shh, cállate y no arruines esto, sé que lo estás disfrutando, lo putita nunca se te va a quitar.

Aldo estaba en shock, solo podía derramar lágrimas que salían por si solas mientras rezaba porque Osvaldo terminara lo antes posible y por fin se fuera, solo quería bañarse y quitarse todo rastro de las huellas que estaba dejando en su cuerpo.
















-zzz
Que se ponga fecha, no?

Pues bueno, por fin actualización y malas noticas, el lunes regreso a clases.

Violentometro [Aldoriana] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora