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Su corazón acelerado golpeaba con fuerza su pecho mientras pensaba; ¿Qué demonios estaba haciendo ese Alfa? ¿Era una forma de llevarla a otro destino cruel o jugar con ella? No lo quería, a pesar de su poder y belleza, ella no lo elegía.

Su omega interno soltó un suspiro encantado, mientras que el lobo del albino gruñía satisfecho, ambas partes felices por el resultado, mientras que sus huéspedes estaban reacios a la idea.

Traidor. Pensaron los dos cuando escucharon a sus lobos.

—¡Es una locura! Mi Lord, ¿por qué querría tomar a una omega como ella, sin nobleza ni prestigio? — Su padre intervino de manera escandalizada, pero su única preocupación era perder todo el dinero que le darían por ella. Su negocio arruinado.

Kagome ni siquiera supo en qué momento se acercó, pero él ya estaba parado a pocos metros de ellos, viendo sorprendido al Lord, quién solo le dedicó una fría mirada con sus pupilas filosas como las de un gato, irónico al ser él un lobo.

—No tienes derecho a cuestionar nada, padre, recuerda que es un Lord, ¿o acaso crees que es incapaz de tomar una decisión? ¿Lo desafías? — Se adelantó a hablar, decidida que, a pesar de no agradarle su nuevo rumbo, estaba dispuesta a tomarlo y defenderlo.

Nunca más sería la esclava sumisa, al menos de su padre. Estaba determinada a ello.

Por supuesto, su padre dio un paso, cobarde como se esperaba; —Y-yo no dije eso, hijita —dijo entre dientes con rabia —. Pero es un poco repentino todo, espero que entienda mi duda, mi Lord —se dirigió al hombre nuevamente, quien continuaba viéndolo en silencio.

Déjame arrancarle la garganta. Estoy dispuesto a suplicar por ello.

Bien, oficialmente el lobo de Sesshomaru había perdido la cordura... ¿Y el orgullo?

He cumplido tu capricho, no tienes derecho a pedir más. Negó con firmeza.

Con un bufido, Yako guardó silencio, aunque podía sentir su molestia recorriendo todo su cuerpo. Estar más tiempo en esta situación solo le daría un gran dolor de cabeza.

—La decisión está tomada, pero si insistes en la respuesta, mi lobo estará complacido por darla. — Oh. Notó la amenaza, ya que los lobos no son precisamente para charlar.

La complacida fue la azabache ante su respuesta, mirando de manera triunfante como su padre parecía un cachorro asustado. Su rabia reflejada en sus puños apretados, pero su mirada baja dócilmente, fue entonces cuando la omega supo que ganó la pelea, a pesar de que sea de forma indirecta.

—Lo entiendo, mi Lord. ¿Puedo decirle unas últimas palabras a mi niña? Lamentablemente, estaré muy ocupado como para visitarla —pidió, su mejor actuación de padre amoroso, lo que irritó a Kagome.

—¿Cómo te atreves? —preguntó, liberando su enojo reprimido. Sus ojos llorosos mirando al hombre con resentimiento —. ¿Cómo te atreves a fingir así cuando me utilizaste, prostituiste y pretendiste verderme como un pedazo de carne? ¡No quiero tu despedida, quiero que te pudras en el infierno! ¡Quiero que me devuelvas lo que me quitaste, lo quiero de devuelta! —rompió en llanto, su voz sonando rota al final de su grito.

A unos pasos, Sesshomaru oyó con atención, sintiendo como las hormonas de la omega enloquecían y su aroma se volvía agrio, demostrando que se había vuelto inestable. Aunque pudo haberse concentrado también en el Alfa, todo su enfoque estaba en ella, en cómo sentía. Hubo curiosidad por su dolor.

—¿Qué quieres que te devuelva, eh? Te salvé, pero eres desagradecida. — Pareció hostil ante la situación, ni siquiera una pizca de emoción al ver a su hija en ese estado.

Mi Destino |SesshomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora