𝙎𝙏𝙁𝙐 𝙖𝙣𝙙 𝙇𝙚𝙩'𝙨 𝙟𝙪𝙨𝙩 𝙛𝙫𝙘𝙠 (Annyeongz)

13| "Eungene"

Las palabras dichas por su novia, la habían prendido aún más. Wonyoung intentaba hacer todo por obtener a su coreana y que esta la empotrara por fin contra algún mueble de su departamento. Sus lenguas jugaban entre ellas, sacándoles uno que otro gemido, más por parte de la coreana menor, ya que su desesperación era inimaginable.

La coreana apretaba y estrujaba su trasero con ganas, apegándola más a ella, pegando más su pelvis a la propia. Sentía el bulto de Yujin contra su propia intimidad, haciéndola delirar y gemir como una desquiciada. Sus uñas se enterraban en el cuello ajeno, dejando marcas rojizas pero ni ella ni la chica debajo de ella se quejaba, sólo gemía y jadeaba.

-Yujinnie...-Gemía contra los labios ya hinchados y rojizos de la nombrada. La mayor sonrió por cómo su novia la llamaba. -Q-Quiero hacerlo aquí, te n-necesito, An. -La coreana sintió cómo su miembro se "alegraba" con tal confesión de la contraria. Sentía punzadas y una excitación en demasía, no podía seguir negando o evitando las oportunidades con su novia, tanto ella como su persona, se necesitaba. Sus manos volvieron a los glúteos de su chica, esta vez metiéndose bajo aquel pantalón holgado deportivo gris de la coreana, masajeando y dando pequeños azotes, sacándole unos jadeos.

-Pero necesitamos los condones, Wonyoungie.

-Salte antes de correr-

-No, princesa, sin gorrito, no hay fiesta.– La coreana hizo un puchero. Susurró un "ya vuelvo" y se levantó para ir corriendo al baño, sabía que ahí se encontraban.

Mientras tanto, An se quitó la camiseta, quedando en solamente con sus pantalones deportivos y su sostén deportivo, ambos color negro. Llevó su mirada hasta su abdomen y vio los rasguños que su novia le había regalado con anterioridad. Sonrió y volvió a levantar su mirada, encontrándose esta vez con su chica quién con una mirada seductora, le lanzó el pequeño sobrecito, cayendo sobre las heridas en su torso.

-No te desvistas sin mí, Eungene. - Habló de manera "tierna" la mayor, sacándose la blusa y el pantalón, quedando solamente en su ropa interior de encaje color negro, combinando con lo que su novia llevaba aún puesto. Como le prendía cuando la llamaba por su segundo nombre, mierda. Los ojos de Yujin no se podían despegar de la figura esbelta de su chica, sintiendo más incómoda su dureza. Llevó una de sus manos a su zona baja, tratando de ocultarla pero la mayor había notado esto. No, no, no, señorita An de eso me encargo yo. Diosito santo, esto le estaba gustando.

Wonyoung solamente quitó su mano y aún parada frente ella. –Quítate los pantalones, Yuyu, no los necesitas. -La Coreana no podía negarse a su petición, así que cómo buena novia, aún sentada en el sofá, se los quitó, dejando a la vista su ropa interior oscura "Calvin Klein" y su erección. Esta vez, los ojos de Jang, no podían despegarse de aquel hermoso regalo que el señor le dio tanto a ella como a su novia.

La coreana volvió a sentarse a horcajadas, apretando fuertemente sus muslos con los costados de su novia y tomó el pequeño sobre que había tirado sobre el abdomen de su chica. Vio como Yujin se bajaba un poco el bóxer, dejando a la vista aquella erección que había estado deseando desde hace tiempo. Lamió sus labios y la coreana rió al ver esta acción por parte de su chica.

-Eres una sucia, Youngie. Comentó la mayor.

-Lo dice la que se le paró.–Contraatacó. La coreana solamente rió y vio como su novia abría el condón con rapidez para ponérselo lo antes posible. Al sentir las manos sobre su miembro, automaticamente su cabeza se inclinó hacia atrás, mientras cerraba sus ojos y mordía su labio inferior, queriendo controlarse. Wonyoung disfrutó muchísimo de esta imagen.

No podía evitar masturbar un poco a su novia antes de ponerle el condón. Ya puesto, sus movimiento pélvicos comenzaron, sin introducirlo y acomodando ambas manos sobre los pechos de su novia. Otra parte de su cuerpo que la volvían loca. Su torso todo bien formado, con su abdomen marcado y esos pechos tan firmes que amaba estrujar cuando montaba a su coreana. Era una delicia volver a tener la oportunidad de hacer nuevamente aquello. Sus manos apretaba y estrujaban con fuerza sobre aquel duro sostén, sacándole unos satisfactorios jadeos a su mayor.