Veía su foto en la pantalla de mi celular, se me hacía tan bella, no entendía cómo podía estar soltera, encima hablando conmigo.
Decidí comentarle a mi amigo Mariano sobre ella, Lucía.
Le decía lo entusiasmado que estaba de conocerla, pero también tuve que decirle lo que por momentos sentía: temores.
— No te entiendo para nada —me dijo Mariano por llamada —dices que te gusta la flaca, ¿pero luego me estás hablando de Marcela?
— Perdón —dije algo nervioso —Marcela no me importa, para mí... ella está enterrada —titubeé.
— Entonces ya no hables de lo que pasó con ella —decía Mariano en un tono asertivo —creo que si estas conociendo a alguien nueva, deberías ir acostumbrándote a la idea de que tu pasado ya quedó ahí.
Y tenía mucha razón, por eso era mi gran amigo. Mariano y yo nos conocemos desde muy pequeños, cursando primaria hasta secundaria, somos como el ying y el yang, nos entendemos. Él era más objetivo, a veces también raro, en el aspecto de que decía o hacía cosas que solo a alguien como él se le ocurrían, y pues a veces yo se las seguía.
— Es guapa la tal Lucía —dijo Mariano —está bien para ti, 'mano.
— ¿Estás viendo su perfil? —pregunté confundido.
— Sí.
— Bueno y qué más opinas de ella.
— No sé, Martín, solo la veo y pienso que es muy guapa —decía sin mucha importancia —si tiene mucho en común contigo, mejor.
— Sí, te juro que si la conocieras, es súper chévere, y es una persona muy linda —le dije contento.
— A lo mejor cuando regrese de Lima en unos meses me la presentarás —se rio él.
— Sí, probablemente —dije algo confundido.
Entonces las dudas empezaron a sembrar en mi cabeza. Me preguntaba si duraríamos o haríamos buena pareja hasta ese entonces. Yo quería que ella ya fuera mi enamorada, sin embargo, no entendía para qué quería ir con tanta prisa, podría tomar las cosas con calma, y aun así por dentro ya quería que fuese solamente mía.
Me rasqué la nuca, un poco tenso, y llevé mis dedos a mis labios jugando con ellos. Tenía ansiedad y precisamente ahora estaba pasando por un leve episodio.
— ¿Aló? ¿Me escuchas? —preguntaba Mariano tras la línea.
— Sí, perdón... me perdí —traté de decir más relajado.
— ¿Qué pasó? ¿Por qué te callaste tanto tiempo?
De pronto empecé a mover la pierna constantemente, como si tuviera que hacerlo para sentirme mejor.
— Nada, es solo que... no sé —suspiré — ¿Y si Lucía y yo terminamos como Marcela y yo?
— Pero qué dices, Marty —decía con mi pequeño apodo —no pienses nada de eso ahora, recién se llevan conociendo una semana.
— Sí ya sé, hace poco fui a verla a su centro de estudios y me la pasé bien —aseguré tranquilo —pero ese lugar me trae recuerdos... cerca de ahí también estuvimos Marcela y yo.
— Marty, 'mano, creo que te estás dañando tú solo —decía cansado —si no te gusta Lucía, entonces déjala.
— No —respondí automáticamente —me gusta mucho, de verdad quiero intentar algo con ella.
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De grises a colores
Teen Fiction"De grises a colores" narra la historia de un joven con traumas psicológicos, que intenta amortiguar a medida que estudia psicología, y nos cuenta sus fallidas situaciones sentimentales.