Parte 3

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Anaís

Ya ha pasado 2 meses desde que fui a la consulta de Miguel, me mojaba cada vez que recordaba lo que había pasado en la consulta, esta mañana no era una excepción, por lo que me vestí lo más rápido posible un vestido y unas sandalias para ir a trabajar. Por el camino pensaba si hacerme o no los análisis que me había mandado hacer e ir a la consulta, por un lado quería ir pero por otro lado no quería porque había herido mi orgullo al dejar que alguien me pusiera en sus rodillas como si hubiera sido una niña mala, y además tenía el dilema de si estaba yo bien de cabeza por mojarme y tocarme cada vez que recordaba los azotes que me había dado así como imaginar que podía tener alguna relación con él.

Llegué al trabajo como todos los días, me encanta mi trabajo, que es estar hablando con gente para vender cosas variadas. Pensaba que iba a ser un día como otro cualquiera, había gente agradable que uno podía conversar y que luego cogía las cosas; otros que tan pronto como venían se iban y por último los que te dan una tabarra tremenda para luego no coger nada. Así transcurrió la mañana sin pero al final de la mañana para mi horror le vi, y deseé que no me reconociera. Me fui para el interior de la tienda por si podía ayudar a otro cliente y así no verle, pero al de un rato mi jefe me dijo que había alguien que quería hablar en su despacho.

- ¿Quién es? - le pregunto

- Su amigo, creo que se llama Miguel Jiménez - me dice, yo intento no mostrar mi cara de preocupación, aunque creo que se a notado.

- Pero ahora no puedo ir a hablar con él, estoy atendiendo a estos señores, ¿le podría decir que ya le llamaré por favor?

- No se preocupe que yo me encargo, usted vaya a hablar con él.

Tras decirme esto le di gracias, no era momento de cuestionar a mi jefe delante de todos para no ir a hablar con él, su despacho estaba en el lateral izquierdo, así que me fui con gran rapidez para no mostrar mi enfado. Abrí el despacho y cerré.

- ¿CÓMO TE ATREVES A VENIR AQUÍ?¿Y NO VUELVAS A DECIR QUE SOY TU AMIGA NI NADA? - Le grité mientras el daba un respingo y se volvía hacía mi con cara primero de susto y luego su habitual cara de mala leche.

Miguel:

Ha pasado 2 meses desde que vino, al principio creí que su demora era por indecisión pero que más tarde iba a venir, pero dejar pasar tanto tiempo me ha ido hacer consciente de que no iba a venir, lo que no me gusta de ella es que no me haga caso cuando digo que tiene que venir y menos que juegue con su salud.

Además pienso que lo extraño de toda esta historia es que hasta el momento no me había preocupado tanto por ninguna paciente como de ella, esto no significa que me eran indiferente las demás, sólo que había algo que me atraía de ella. Algo en mi interior me decía que ella no pensaba venir más por su propia voluntad y que tampoco iba a acudir a ningún médico más, recordaba que si bien salió de la consulta de lo más mansa tenía la mirada de quien ha sido herido en su orgullo y que no iba a dejar suceder eso de nuevo.

Por eso tome la determinación hace 3 días de ir a buscar por dónde era su trabajo, menos mal que me dijo que trabajaba a dos calle de aquí, me pasé todas las tardes después de la consulta paseando por las tiendas hasta que en una tienda modesta tras su escaparate la vi. Por un momento pensé en entrar en ese momento y encarar con ella,pero me lo pensé mejor, no iba a conseguir nada si lo hacía de manera precipitada.

Ahora tras terminar antes mi consulta me dirijo a su tienda donde había unos cuantos clientes, la veo guapa y amigable con los clientes, la sigo mirando un rato, creo que me ha visto porque su cara ha cambiado de expresión y de ha ido al fondo de la tienda. En esto que estaba mirando la tienda me acerco donde otra vendedora.

Mi médico me azotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora