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"𝐓𝐮 𝐲 𝐲𝐨"
Aryana miraba a su hermano y a Klaus caminar por el gran bosque. Ella se mantenía un poco más alejada. Desde anoche no había querido tener ningún tipo de contacto con el híbrido.
Aunque Klaus se preocupaba por molestar a Stefan, ya que él llevaba el cadáver de Ray en sus espaldas.
—¿Amor, todo bien allá atrás? —preguntó Klaus. Aryana rodó los ojos y caminó un poco más rápido.
—Está todo perfecto —respondió ella. Se posicionó a su lado y él pasó su mano por su hombro, lo que hizo que ella lo empujara.
—No seas tan agresiva, amor —dijo Klaus. Aryana volvió a rodar los ojos.
—Pues no pongas tus asquerosas manos encima de mí, porque la próxima vez me encargaré de que te quedes sin ellas —amenazó ella. Klaus rió.
—Me encanta toda esa actitud rebelde que hay en ti —respondió él. Ella rió y le lanzó un puñetazo al abdomen, haciendo que él soltara todo el aire.
—Espero que te siga gustando, amor —dijo ella en tono burlón.
—¿Cómo vas? —el híbrido miró al pequeño Salvatore—. ¿Ray no pesa mucho?
—Estoy bien —se limitó a contestar Stefan.
—¿Estás seguro, Stefan? Llevamos caminando varias horas. ¿Quieres agua o descansar? —Aryana lo miró con desaprobación.
—Comprendo que no puedo alejarme, pero podríamos no hablar tanto —contestó Stefan, cansado de las actitudes de Klaus.
—Tu odio por mí te está sofocando, mi amigo —comentó Klaus. Aryana rodó los ojos.
—Tal vez me aburrí de cazar licántropos. Llevamos todo el verano —dijo Stefan, y Aryana le dio la razón.
—Estoy harta de andar detrás de los perros pulgosos, necesito un descanso —Aryana habló irritada.
—Gracias a nuestro querido Ray encontramos una manada —Klaus señaló hacia el frente, donde se veía un pequeño campamento que estaban formando los lobos.
El trío se acercó con el cuerpo de Ray, y todas las miradas se dirigieron a ellos. Stefan puso a Ray en el suelo, dejando ver lo herido que estaba.
—¡Ray! —una chica corrió y se arrodilló en el suelo—. ¿Qué le pasó? ¿Qué ocurre aquí? —miró a los invasores—. ¿Quiénes son? —preguntó en tono fuerte.
—La pregunta importante es ¿quién soy yo? —dijo Klaus, mientras Aryana rodaba los ojos—. Por favor, perdonen la intrusión. Mi nombre es Klaus.
La mujer se levantó lentamente.
—Eres el híbrido —dijo, alejándose temerosa.
—Han oído de mí, fantástico —Klaus sonrió—. Es fascinante, de hecho. Un licántropo que no depende de la luna, un vampiro que no se quema en el sol, un híbrido.
