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"𝐄𝐥 𝐬𝐚𝐜𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐢𝐨²"
El sacrificio se acercaba, la luna estaba a punto de alcanzar su punto más alto en el cielo. Las tres mujeres permanecían tensas, observándose mutuamente sin atreverse a pronunciar una palabra. La bruja había desaparecido en busca de la licántropo necesaria para el ritual.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Aryana a Jenna, rompiendo el silencio.
—Me siento diferente, más yo misma. No solo eso, todo parece más vívido. El fuego quema más intensamente. Una parte de mí está asustada, pero hay otra que... no quiere sentir nada —explicó Jenna con la mirada perdida en el suelo.
—Los vampiros pueden suprimir la parte humana. Esa es la parte dolorosa. Estuve en tu lugar y sé lo horrible que puede sentirse. La ansiedad, el dolor y la intensidad de las emociones.
—Voy a morir, ¿verdad? —preguntó mirando a la vampiro que se aferraba a sus piernas.
—No —respondió Elena.
—Jenna, no permitiré que eso ocurra. No importa lo que deba hacer, incluso si eso significa ofrecerme como vampiro para ser sacrificada —dijo la vampiro.
—No puedo permitir que nadie muera. Nadie morirá hoy, ¿entendido? —Aryana rodó los ojos al escuchar las promesas que Elena difícilmente cumpliría.
De repente, escucharon gritos aterradores que las pusieron alerta.
—¿Quién es esa? —preguntó Jenna, confundida.
—Debe ser el hombre lobo —dedujo Aryana, poniéndose de pie.
La bruja apareció, con la loba y arrojándola al suelo mientras creaba un círculo de fuego a su alrededor.
—Lancé un hechizo para detener tu transformación. Tu lado bestial está luchando por liberarse —dijo, observando cómo la loba se retorcía de dolor en el suelo.
—Bueno, prefiero esta idea; un lobo menos. —Aryana habló en voz alta.
—¡Maldita sea! Juro que, si sobrevivo a esto, inyectaré mi veneno en tus venas —gritó la loba.
La rivalidad entre ambas mujeres era evidente debido a los conflictos previos que habían tenido semanas atrás.
—Me alegra saber que Klaus finalmente te hará pagar. No querías ser vencida por mí, ¿verdad? —dijo la vampiro riendo con sarcasmo al ver el sufrimiento de la loba.
