3- Nuevas sombras

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La ciudad de Nápoles se encontraba inmersa en una oscuridad. Aquino y Duxo, ahora aliados por circunstancias enmarañadas, se adentraron aún más en las complejidades de su mundo. Los oscuros callejones y las intrincadas conspiraciones tejían una red que se cerraba lentamente en torno a ellos.

Aquella noche, en la oficina discreta de Aquino, la luz de la lámpara titilaba mientras los protagonistas se reunían nuevamente.

Soaring, trajo consigo nueva información: "Aquino, Duxo, he indagado más en los rumores. Parece que la alianza enemiga tiene un nuevo jugador llamado Mictia, pero no estoy seguro aún. Se dice que es astuta y mortal."

Aquino frunció el ceño, su mente calculando las posibles implicaciones. "Mictia... un nombre que no había escuchado antes. ¿Alguna información sobre ella?"

Soaring, con sus ojos eléctricos destellando, respondió: "No está claro, señor. Mictia parece moverse entre las sombras con maestría. Nadie sabe realmente de qué lado está."

En ese momento, la puerta se abrió con cautela, revelando la figura de una mujer de mirada intensa, vestida con una mezcla de elegancia y misterio. Era Mictia.

Mictia: "Es curioso ver que los grandes capos de Nápoles estén tan preocupados por mi llegada." Su tono era suave pero lleno de autoridad.

Duxo, con su instinto de cazador, evaluó a la recién llegada. "¿Y quién eres tú para perturbar este juego?"

Mictia sonrió con astucia. "Soy una jugadora que sabe adaptarse a las reglas en constante cambio, Duxo. Mi lealtad se encuentra donde la oportunidad es más lucrativa."

Aquino, observando la interacción entre Duxo y Mictia, intervino: "No somos ajenos a la táctica, Mictia. Pero aquí, las lealtades esconden verdades más profundas."

La mujer misteriosa miró a Aquino con interés. "Aquino, el infame capo jaja. Me han dicho que siempre tienes un as bajo la manga. ¿Qué as estás dispuesto a jugar en esta ocasión?"

Soaring y Duxo intercambiaron miradas, conscientes de que la entrada de Mictia había elevado la apuesta en su complicado tablero.

En ese momento, la puerta se abrió de nuevo, esta vez revelando a Natalan y Estailus. Dos figuras que irradiaban confianza y un aura de peligro.

Natalan: "Mictia, parece que has llegado antes que nosotros. ¿Cuál es la situación?"

Mictia inclinó la cabeza con elegancia. "Los capos de Nápoles parecen estar en alerta. Al parecer, nuestro anfitrión, Aquino, y este cazador de recompensas, Duxo, han decidido hacer una alianza."

Estailus, con su mirada afilada, observó a Aquino y Duxo con cautela. "Una alianza improbable, ¿verdad? ¿Qué planeas, Aquino?"

Aquino, siempre imperturbable, respondió: "Mis planes son simples, Estailus. Proteger lo que es mío y enfrentar cualquier amenaza que se interponga en mi camino."

Duxo, con su instinto agudo, miró a Natalan y Estailus. "Y ustedes dos, ¿cuál es su papel en este juego?"

Natalan: "Somos aliados de Mictia en esta ocasión. Las circunstancias nos han unido por un objetivo común."

Estailus añadió con frialdad: "Nuestra lealtad se basa en la conveniencia. No subestimamos a nadie."

La habitación estaba llena de tensiones entrelazadas, donde las alianzas eran frágiles y las traiciones acechaban en las sombras.

Soaring, siempre atento a las corrientes subterráneas, rompió el silencio: "Aquino, Debemos tener cuidado con cada movimiento."

Aquino asintió con seriedad. "Sigamos adelante con cautela, pero también con astucia."

Alianza de Sombras: Duxino clásicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora