Vacaciones

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— ¿Lista Emy?– preguntó Ginger sonriente.

— Si, ya vámonos– respondí mientras me terminaba de arreglar el cabello.

— Ya era hora...– dijo Jane poniendo los ojos en blanco.

— Ya te explicamos lo que pasó...– Ginger se cruzó de brazos.

— Mejor nos vamos ya, ¿no creen?– dije tratando de calmar el ambiente.

Salimos de la casa y nos dirigimos al centro comercial.

Una vez allí quedé embobada mirando la vitrina. El maniquí lucía un bellísimo vestido rojo con una chaqueta negra. Se parecía al conjunto que llevaba tanto tiempo pidiéndole a mamá.

— Te verías bellísima con esto– dijo Ginger ofreciéndome unas bolsas con ropa– Ten, pruébatelas. Las compré para ti.

— No debiste molestar– no pude terminar la frase, ella me empujó dentro de uno de los vestidores.

Había seis vestidos, todos elegantes, excepto dos que eran casuales.

Tiene buen gusto...

Un muy buen gusto.

Me probé el vestido que más me llamó la atención. Era azul oscuro con pedrería plateada. De mangas largas y ajustadas y falda suelta hasta los tobillos. Me veía como una reina. Lo separé y me probé uno casual. Era corte princesa, de tirantes, azul claro con detalles en blanco.

AMO

Ok, momento para gritó de felicidad.

¡AAAAHHHH!

Me terminé de probar los vestidos, los guardé y salí del vestidor.

Ginger me esperaba fuera mientras conversaba con Jane.

— ¡Te amo!– dije y me lancé sobre Ginger para abrazarla.

— Me alegra que te hallan gustado los vestidos...– ella sonrió devolviendo el abrazo.– Ahora necesitamos otros estilos. Ni siquiera pienses que te voy a seguir prestando ropa.

Me separé del abrazo y fingí indignación por lo último que dijo.

— Me dueles Gin, me dueles– dije aún con drama.

— Bueno, sigamos las compras– dijo Jane comenzando a caminar.

Daniel

– Mierda Lucas- dije desordenado mi cabello- No puedo sentir esto, no con ella, no quiero dañarla...

– Daniel... No sé que decirte... Sabes que si Zoe se entera te seleccionará para la ejecución.

–¿Y cómo sé que estoy enamorado?

–Pues... La miras y el tiempo se detiene, sientes que puedes lanzarte de un puente y quedar ileso. Que serías capaz de bajar la luna por verla sonreír. Que la miras cuando está distraída y sientes mariposas en el estómago. Que es sencillamente perfecta y sus defectos son invisibles. Que por más que quieras evitarlo solo piensas en ella.

–Wow hermano, no sabía que eras poeta- dije riéndome.

– Pero ¿lo sientes o no?

–Joder, te voy a ser sincero. Ella es perfecta, nada comparado conmigo. No me merece, no tiene defectos. La amo, no, no la amo. La idolatro. Es una maldita obsesión. Llevo... La mayor parte de mi vida escuchando sobre ella... Observándola... Siguiéndola... No hay nada de ella que yo desconozca... Supongo que después de todos esos años terminé obsesionándome...

–Oh Dan...- dijo y pasó su mano por mi hombro.- Sólo trata de que nadie se dé cuenta... Si halguien llegara a saberlo tú... — hizo una pausa– morirías, Dan.

PiromaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora