Hola Eri. Parece que fue ayer cuando vimos aquel campo lleno de amapolas en primavera. Recuerdo ir en el coche y verte de reojo mirar por la ventanilla, aquellas flores te traían recuerdos de tu niñez cuando visitabas a tus abuelos en el campo, así que ibas sonriendo. Hace un tiempo estupendo, a penas llueve y hace mucho sol, casi parece que estemos en verano. Nuestro gato ya no duerme en su camita, ahora prefiere tu lado de la cama y cuando me despierto por las mañanas se queda dentro de las sábanas un buen rato hasta que decide salir y acompañarme mientras hago el desayuno.
Me habría gustado ir a visitarte, pero han venido unos amigos a casa y trajeron comida. Estuvimos hablando un buen rato, había muchas cosas que contar así que nos hemos puesto al día y hemos pensado que habría que verse más seguido porque el tiempo pasa demasiado rápido y la vida nos ha cambiado mucho a todos. Como era de esperar, también trajeron un par de juegos de mesa de esos que tanto nos gustan. Me peleé con Marcos porque intentó hacer trampas, como siempre, pero con la ayuda de Ana conseguimos evitarlo. Entre unas cosas y otras se hizo tarde y para cuando se fueron ya era de noche. Recogí un poco la casa y me preparé unos fideos instantáneos para la cena, no tenía mucho apetito.
En el trabajo los compañeros se han vuelto más amables conmigo, agradezco que mi jefe ya no intente sobreexplotarme a base de horas extras todos los días, aunque ahora que tengo demasiado tiempo libre no me importaría. La señora de la cafetería me ha regalado una magdalena con nueces y pasas, la verdad es que estaba deliciosa. Si, la he mojado en el café. Ya sabes que no puedo evitar mojar cualquier cosa que me vaya a comer, es algo innato en mi forma de ser, ya me conoces de sobra.
Por cierto, ahora uso esa aplicación de vídeos que tanto odié en su momento. Entiendo que pasases horas y horas pegada al móvil mirando todos los vídeos que te salían, a mí me salen cosas muy raras pero supongo que el algoritmo o como se llame aún no entiende del todo mis gustos. También he decidido darle una oportunidad a aquel videojuego que dejaste a medias, estarías orgullosa de ver el personaje que he creado, aunque en el primer encuentro con un dragón no salió muy bien parado.
Los días son cada vez más largos, Eri, ya no hay tanta oscuridad y tengo más ganas de salir y tomar el aire fresco. He descubierto un sitio que muy poca gente conoce, así que suele ser muy tranquilo. Cada vez que tengo la oportunidad, me voy a nuestro sitio a ver el atardecer. Siempre me ha parecido un momento mágico, donde ves como poco a poco el sol se va y los colores del cielo van cambiando su tonalidad. ¿Te acuerdas, Eri? Perdí la cuenta de las veces que túy yo lo hemos visto. Tengo la sensación de que siempre estás conmigo e incluso imagino que eres tu quien me roza suavemente la mano en lugar de la brisa del viento.
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CARTAS A ERI
Non-FictionEl protagonista de esta historia le escribe a Eri, el amor de su vida, una carta en cada estación del año. En ella rememora algunos de los momentos que pasaron juntos y cómo afronta su día a día mientras se adapta a su nueva realidad para cumplir la...