CAPÍTULO 2 - VERANO

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Hace demasiado calor, no sé cómo podía resistirlo tan bien. La factura de la luz me ha subido mucho porque no dejo de usar el aire acondicionado. La otra noche desperté con el pijama mojado y tuve que cambiar las sábanas y pegarme una ducha bien fría de madrugada para seguir durmiendo. En la oficina no dábamos más de sí, así que están buscando nuevos empleados para incorporarlos a la plantilla. Hace una semana que me fui de vacaciones, esta vez he pensado que sería buena idea cogerme todo el mes, ya veré cómo sobrevivo el resto del año sin tener días libres pero me vendrá bien tener la mente en otro sitio.

Este año no me voy a ir de vacaciones, es mejor que guarde ese dinero por si surgen gastos imprevistos en el futuro. Espero que no te enfades conmigo pero vendí tu coche porque no podía hacerme cargo de él y me daba pena que acabase estropeándose de no usarlo. Bastante tengo ya con el mío y a penas lo cojo más que el tiempo de ir al trabajo o hacer la compra. Además, el motor ha empezado a hacer un ruido extraño y temo que se acabe rompiendo del todo, creo que tendré que comprar uno nuevo antes de lo que pensaba. Tenías razón y debí haberte echo caso antes de comprarme esa chatarra pero es que no puedo evitar tenerle cariño. Me trae recuerdos de aquella vez que fuiste a bajar el parasol y te quedaste con él en la mano. Prometí arreglarlo pero todavía lo llevo en la puerta de tu lado guardado, esperando el momento perfecto para ello.

Hoy he ido a nuestra playa, Eri. El agua estaba tranquila y calentita. Me he pegado un par de chapuzones y me he quemado con el sol por pasarme horas con las gafas de bucear viendo los cientos de peces que había alrededor. ¿Recuerdas cuando nos pasamos el día buscando estrellas de mar? Al fin he visto una. Te habrías vuelto loca de verla, sé que te hacía mucha ilusión.

Últimamente sueño mucho contigo. Solías cantar cuando estabas feliz y tarareabas a todas horas las canciones de tu grupo favorito, aquel que no eras ni capaz de cantar bien por el idioma pero aun así te las sabías todas. Pero desde hace un tiempo, tengo el mismo sueño. Soñé que llegaba a casa después del trabajo y al ver que no me respondías cuando te llamé comencé a buscarte en cada rincón esperando a que me dieses uno de esos sustos que te gustaba darme.

Siento mucho que aún no te haya podido hacer una visita pero es que no encuentro el momento ni las fuerzas suficientes. He tratado de hacerlo todo este tiempo pero siempre acababan surgiendo imprevistos y no conseguía sacar un hueco. Te prometo que en cuanto pueda voy a verte. Te lo prometo no, te lo juro.


CARTAS A ERIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora