Especial de Navidad. (Parte 5).

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Pdv: Rozemyne. El final de una mágica Navidad.

Después del extraño e incómodo momento, que se dio después de que le entregáramos nuestro regalo a nuestro futuro hermanito kamil. ‘Y todo por la culpa del idiota de Sylvester’. Madre Elvira para cortar el tema, dijo que hablaríamos del éste tema en otro momento y en privado. “Ahora es nuestro turno de entregarles sus obsequios mis hermosas hijas”. 

Al decir esto madre Elvira,  Sylvester dijo con entusiasmo. “Bueno, eso quiere decir que es mi turno de entregarles mi obsequio, hermanitas”. Dijo asiendo una seña a Lasfam, para que trajera el obsequio que había preparado para nosotras. Y Lasfam, quien le había estado sirviendo durante la cena, nos entregó el obsequio, mientras Sylvester decía. “Oí que son un par de raritas, que les gustan los libros y hacer pociones. Por lo que mandé preparar un libro sobre elaboración de pociones, de la sala de libros del castillo. Es una copia del original así que son libres de usarlo como quieran y de seguro les servirá para sus clases de elaboración de pociones en la Academia Real”.

“¡¿Qué?! Un libro nuevo. Hermano mayor Sylvester eres el mejor”. Yo dije con entusiasmo. ‘Me retracto de todo lo malo que dije de Sylvester’.

“Un libro de elaboración de pociones?. ¡Eres genial hermano mayor Sylvester!”. Exclamó Cattleya, igual de emocionada que yo.

“¡Ja! Por supuesto que soy genial”. Dijo Sylvester muy satisfecho con nuestras reacciones ante su obsequio. “Y ustedes son un par de raritas, que les gustan esas cosas aburridas como los libros. Ahora entiendo porqué se llevan tan bien con Ferdinand”. Dijo el idiota de Sylvester arruinando por completo, la imagen de hermano mayor genial que nos estaba dando a Cattleya y a mí. ‘Pero no dejaré que eso me moleste, porque ahora tenemos un nuevo libro para leerlo e imprimirlo en el futuro. Ufufufuu……’. Mientras pensaba esto, me di cuenta de que a Cattleya tampoco le importó mucho el comentario de Sylvester, porque estaba más ocupada dándole un vistazo al libro, al igual que yo. Pero justo en ése momento alguien nos arrebató el libro de las manos.

“¡Oye!”. Dijimos en protesta haciendo pucheros, mirando al malvado villano que había interrumpido nuestra revisión del libro. Y el villano era Ferdinand. “Mentor, solo le estábamos dando un pequeño vistazo”. Se quejó Cattleya haciendo pucheros.

“Si, Ferdinand, solo queríamos darle una pequeña ojeada”. Yo continué con las quejas inflando las mejillas muy molesta.

Ferdinand que se veía exasperado y molesto, por alguna razón, dijo. “Luego podrán leerlo, mis pequeñas Diosas, o no quieren los obsequios que les preparé. Porque si no los quieren……..”.

“¡Obsequios de Ferdinand, si los queremos!”. Nos apresuramos a decir las dos, interrumpiendo la amenaza de que no nos daría sus obsequios.

“Bien, como quieran mis pequeñas Diosas”. Dijo Ferdinand cambiando su expresión molesta a una más suave en su rostro. Luego le hizo una seña a Justus para que le entregara dos cajitas hermosamente decoradas. Para cuando las tuvo en sus manos hincó una rodilla en el suelo con elegancia, y con tal gracia nos entregó nuestros obsequios. ‘¡¡¡Kiiiiaaaaa¡¡¡ ¿Por qué cada vez que Ferdinand hace esto, parece mas a una propuesta de matrimonio, que a él entregándonos un obsequio?’.

Ante la situación tan romántica, mi corazón de doncella Japonesa se agitó en mi pecho, podía sentir mis mejillas ardiendo, mientras Ferdinand nos explicaba, que éste obsequio lo preparó en conjunto con nuestra familia adoptiva. Por ésta razón, cuando abrimos las hermosas cajitas, nos encontramos con unas hermosas horquillas hechas por nuestra familia plebeya. Mi horquilla era una rosa como siempre, pero tenía otras flores blancas y doradas con hojas verdes. La de Cattleya era muy similar pero con una orquídea Cattleya, ambas hechas por mamá Effa y Tuuli. En cuanto a la parte de madera fue hecha por papá Gunther.

Juego de Shumil Gemelos "Un especial de Navidad "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora