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Las hermanas Wells estaban en clases. Hannah estaba detrás de Addison, la castaña rojiza golpeaba su lapicero en la mesa, la verdad se estaba aburriendo.
—Si sigues así romperás el lapicero—la chica se volteó hacia atrás topándose con un chico—el no tiene la culpa de tu aburrimiento.
La chica sonrió divertida, este hizo lo mismo.
—¿Eres nuevo en Seabrook? Jamás te había visto—habló ella—.
—Si, mis hermanos y yo nos mudamos hace algunos días—sonrió él—me llamo Jeremiah ¿y tú?
—Hannah—sonrió—.
Ninguno soltó ni una palabra más porque el estruendo de lo que parecía ser una alarma inundó toda la preparatoria. La mayoría de los alumnos (por no decir todos) corrían de un lado a otro. Addison tomó la mano de su hermana y salieron de el lugar junto a Scarlett y Bree.
Las cuatro chicas se dirigieron al pasillo buscando algún salón a salvo de zombies, pues la alarma era por estos, sin embargo Bree no dejaba de estar nerviosa.
—Tranquila Bree, vamos al salon aprueba de zombies—trató Scarlett de tranquilizarla—.
—¡AH!—gritó ella y salió corriendo—.
—Yo la busco, ustedes vayan al salón aprueba de zombies—dijo Hannah hacia su prima y hermana—.
—¿Segura? ¿no prefieres que la busque yo?—le preguntó Addison—.
—No, tranquila Addi, yo lo hago.
—Okay—dijo ella sonriéndole y dándole un abrazo—.
Una vez que Addison y Scarlett entraron al salón a prueba de zombies, Hannah se dio media vuelta para empezar a buscar a Bree.
—¿Dónde se puede haber metido esta chica?—se susurró ella misma—.
(......)
Hannah corría por todos lados, aún seguía sin encontrar a Bree pero por ir distraída chocó con alguien haciendo que ambos cayeran al suelo sentados.
—Auch—se quejó la chica tocando su frente—lo siento...—ella levantó su mirada y se encontró con un chico—yo no te vi.
No sabía por qué pero se había puesto algo nerviosa. No conocía al chico, pero por lo que veía parecía que trabajaba con su papá por el uniforme que cargaba.
—Tranquila, yo tampoco te vi—dijo a qué chico quien se levantó y le extendió la mano para que ella también lo hiciera, esta le sonrió y aceptó—.
—Gracias—dijo Hannah cuando ya estaba de pie—.
—No hay de que.
—Soy Hannah ¿y tú?—él se quedó callado—tranquilo, no le tienes que dar tu nombre a una extraña—el rió—bueno eh... a lo que vine ¿no viste a una chica de tes morena, con lentes y ropa color rosa?
