Bromita

18 3 7
                                    


No había nada mejor que un café en una mañana tan fresca como aquella, se sentó en una de las sillas que estaba en la cocina, colocando su taza sobre la mesa mientras le daba una mordida a su pan dulce, sería un día tranquilo para Chalatenango, o eso pensaba él.

—Oh, Chalate —canturreo una voz detrás de él, Chalatenango simplemente puso los ojos en blanco al saber de quién se trataba, se dió la vuelta molesto, y listo para ver a su hermano.

—¿Que querés, Cabañas? —pregunto  con. voz arisca,  su "hermano favorito" había llegado a "animarle" la mañana.

—Papá dijo que ordenaras el cuarto donde se guardan las herramientas —dijo tranquilo, en su voz y actuar se veía inocente, como un pequeño niño que no hacía nada y simplemente llevaba un mensaje de su padre a su hermano, Chalate simplemente le miro con desconfianza.

—¿y porque no se lo llevas vos? — reclamó.

—Porque te lo pidió a vos, no a mi

—Sí, pero yo estoy desayunando, a demas, ¿cómo se que si me lo mando a decir él y no es otra broma tuya? —conociendo a Cabañas, no podía confiar en él por completo.

—Ay, pues no lo hagas entonces, yo no te estoy obligando, mi papá fue quien te lo mando a decir —le dijo Canañas, pareciendo molesto y luego salió de la cocina.

Chalatenango no dijo más, supuso que sí era mentira y se dió la vuelta para seguir desayunando.

—Chalate, mi papá dijo que limpiaras el cuarto donde se guardan las herramientas  —dijo La Libertad, quien entraba a la cocina para prepararse su desayuno.

Bueno, Cabañas no mentía...

Salió de la casa, para irse a lo que parecía una pequeña casita hecha de lámina, en la cual guardan algunas herramientas, abrio el candado que mantenía cerrada la puerta y entro para empezar a ordenarlo, trato de prender la luz, pero se dió cuenta que no había foco, era una trampa.

—¡Cabañas! —grito sabiendo que se trataba de su hermano, la puerta se cerró rápidamente, y se escuchó como le ponía candado

—Es momento de perder los miedo hermano —fue lo último que escucho de parte del contrario, acompañado de sus fastidiosas risas burlonas

—¡Cabañas! ¡Abrí la puerta! —empezo a gritar, pero ya no había nadie dando respuesta, miro a su alrededor, detestaba aquel espacio tan pequeño y oscuro, acompañado con el polvo y la posibilidad de tropesar con cualquier objeto si se movía

—Ya vas a ver, vos gran cero... —ese y más insultos empezaron a salir de la boca de Chalatenango, quien estaba completamente furioso, cuando saliera de ahí lo primero que haría sería matar a Cabañas, sabía de su disgusto a ese tipo de lugares y aún así lo metía allí

las horas pasaron y los gritos Chalatenango no había cesado, era como si trataba de mantenerse distrado de su alrededor, realmente le desagradaba ese lugar, no podía ver nada, le hacía sentir vulnerable, y la sensación de algo peludo moviéndose al lado de su pie no ayuda a calmar sus nervios

Aquella cosa seguía allí, moviéndose, de hecho, sentía como parecía querer adentrarse en su pantalón, definitivamente eso era una rata, trato de agitar su pie para apartarla pero tropezó con una herramienta y callo

—¡No! —grito, sintiendo que aquel animal empezaba a entrar por la pata de su pantalón, pasando por su pierna la sensación del roedor caminar más a dentro, agitó su pierna, recibiendo una mordida

—¡Aah! ¡Ya! ¡Abre! !Por favor, te lo suplico! —grito desesperado, sintio otro animal moverse detras de él, mientras aún trataba de quitarse la rata, trato de levantarse, pero termino golpeándose, agachándose y recibiendo otra mordida por parte de la rata

No podía más, estaba sucio, una rata se había metido dentro de su pantalón y cada que se agitaba caía y provocaba que la rata lo mordiera más, empezó a llorar, quería salir

—Por favor... No es gracioso ¿Por qué me haces esto? —su voz sonaba apagada esta vez, como si se hubiera rendido de luchar contra la rata, está ya ni se movía tanto, probablemente había muerto aplastada por las caídas y golpes que recibió cuando trato de quitársela.

Todo se volvió silencio, le dolía l apierna por las mordidas, sentía algo picar su mano, y le dolía la cabeza por el golpe.

—¿Es porque una vez dije que me gustabas? —pregunto en el mismo tono apagado, talvez sus palabras se malinterpretaron, o el mismo no era conciente de sus palabras, ahora pensaba, las bromas estuvieron desde antes, pero no así de fuertes

—No quise decirlo así, ¿Te doy asco por eso? Lo entendería —siguio hablado, envuelto en una nueva sensación de rechazo hacia si mismo, clavo sus uñas en su brazo, un acto inconsciente,

Pasaron unos minutos, permanecío sentado, abrazando sus piernas, con el rostro mirando hacia abajo, sintiendo que quizás ese era un castigo por algo malo que hizo y que talvez lo merecía, si no, ¿Por qué su hermano le haría una broma tan pesada?.

Después de unos minutos, la puerta se abrió, entrecerró los ojos tratando de adaptarse a la luz de afuera, pronto todo ese revoltijo de emociones de dolor y tristeza cambiaron a irá y se arrojo sobre quién abrió la puerta, pensando de era Cabañas, ni siquiera se dió cuenta cuando la rata ahora muerta salió de su pantalón

—¡Piedad hermano!, ¡Piedad! —Suplico el vicentino muy asustado, y hasta casi llorando porque su hermano lo estaba ahorcando

—¡San Vicente! —lo soltó, haciendo que cayera al suelo, estaba tan molesto y confundido que no noto que no fue Cabañas quien le abrió

Miro a su alrededor, vio a San Salvador quien estaba mojado y junto a él Ciudad de Guatemala, estos a penas iban llegando, a parte de ellos estaban Tegucigalpa y Usulután tratando de pegar con cinta lo que parecía ser una pecera, ah y no olvidar a San Vicente tirado en el suelo, pero no estaba el responsable de aquella broma

—¿Que le paso a San Vicente? —Pregunto San Salvador, mientras veía al vicentino tirado en el suelo, luego estornudo y no recibió respuesta del Chalateco pues estaba distraído.

—Chalate ¿Estás bien? Tu pierna parece sangrar —le llamo San Salvador, viendo a este mirar a la nada

—Ah, perdón —dijo saliendo de su trance y con las manos temblorosas trato de ayudar a San Vicente a levantarse

...

—No es la reacción que esperaba, ¿Estará bien? —decia el Cabañense, quien lo miraba desde la ventana, por el extraño comportamiento de Chalate parecía que se extendió con su broma está vez, la culpa empezó a invadir le

—Segui lavado que aún te faltan más platos —le dijo Santa Ana quien le puso como castigo lavar los platos luego de que "por accidente" puso la sal en el bote de la azúcar

—Si, si ya casi termino —dijo asustado, mientras continuaba lavando los platos

________________________________

Y aquí otro capítulooo

Cumpliendo otro pedido que me han hecho jajaja

¿Ya estás feliz soulcreeket

Una disculpa en caso de que no sea lo que esperabas (⁠;⁠ŏ⁠﹏⁠ŏ⁠)

Voy a aprovechar estos días de libertad para actualizar, ya no me falta mucho para volver a la U :(

Heeelp meee

Bue, nos vemooos

Byeeee

Departatments And Its NonsenseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora