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Una mañana de mierda, llevaba trabajando casi 12 horas sin descanso lo peor era que aún tenía pendiente el firmar documentos entre estos los de su divorcio. Después de soltar un suspiro cansado su vista se dirigió hacia un sobre negro que estaba en el escritorio.

-Lia -llamo a su asistente- ¿Por qué este sobre de dudosa procedencia está en mi escritorio? – preguntó señalándolo.

-Estaba en el correo en la mañana, ahí dice que lo enviaron desde Italia señor- respondió tranquilamente la pelinegra. - ¿Quizá sean familiares suyos? - murmuro con la mano en la barbilla, pensando.

- ¿Familiares míos? Qué extraño- dijo sosteniendo la carta.

-Eso creo jefe- respondió encogiéndose de hombros, pero la mueca de confusión en el rostro del pecoso hizo que volviera a hablar- ¿No dijo usted que su padre era italiano? - recordó lo que el pecoso había mencionado en una cena con unos inversionistas japoneses.

-¡Es cierto!- exclamó con emoción- Que torpe ¿Como lo pude olvidar? Tengo tantas cosas en mente que olvido muchas otras- susurró bajito mientras frotaba su nuca avergonzado.

-No lo sé jefe, usted a veces es un poco olvidadizo- respondió Lia con una sonrisa, su jefe en verdad era un caso particular.

-Tienes razón- rio bajito- Pero no olvido que dije que me podías hablar de manera informal, somos amigos- respondió con una mirada cálida.

-Lo se Lix, pero lo seguiré haciendo me divierte tu incomodidad ante los honoríficos -canturreo con diversión mientras salía de la oficina bajo la mirada del rubio.

-Bien, leamos esto- dijo abriendo el sobre.

"Querido Felix, soy tu Han Jisung asistente de tu abuelo Lee Anthony, con mucho pesar lamento informarte de su reciente fallecimiento a causa de un accidente automovilístico, soy consciente que no eran muy cercanos ya que no solían frecuentarse, aun así, también soy consciente del cariño y amor que te tenía así que toda la familia Lee espera de su participación en el velorio y posterior entierro."

Félix era muy sensible por lo tanto no pudo evitar que lágrimas se formaran en sus ojos, si bien era cierto que no había visto a su abuelo desde hace años no ponía en duda su cariño. Su madre solía contarle sobre él y su padre. Los Lee eran una familia donde la unión y el respeto importaba, pero lo primordial era el amor y el nombre de la familia, recordó aquella frase que su madre solía decirle.

-Carajo ¿Por qué ahora? - soltó para frotándose la cíen mientras se deslizaba en el asiento, el sobre en sus manos cayo al piso y de este se deslizo lo que al parecer era un boleto de viaje -Los Lee piensan en todo- comentó con nostalgia en su voz.


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Ya eran las 8:30 de la tarde, dando por fin su hora de salida tomó sus llaves, se retiró de su oficina despidiéndose de Lia, llegó al sótano y subió a su auto, durante el transcurso hacia su hogar le llegó una llamada de su pequeño.

-¿Papi, porque aún no llegas?- preguntaron al otro lado de la línea.

-Hola cariño ya estoy volviendo, tenía que firmar unos documentos pendientes. ¿Quieres que te lleve algo? - respondió.

-Papi sé que no te gusta hablar del tema pero - silencio- esos papeles eran los del divorcio ¿Verdad? - finalmente pregunto.

-Innie no quiero hablar de eso contigo, aún eres pequeño y realmente no creo que sea adecuado que te metas en los problemas de adultos menos aun cuando aún no llegamos a un acuerdo sano para ti, tú padre y yo lo resolveremos ¿Entendido cariño? - contestó.

Búscame en la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora