"Quiero que sepas una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco junto al fuego la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti, como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas que pasa por mi vida
y te decides a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa que en ese día,
a esa hora levantaré los brazos
y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.
Pero si cada día,
cada hora sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mío,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida
mi amor se nutre de tu amor, amado,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos."
PABLO NERUDA
"Si tú me olvidas".
"Y es que, Alvarito, a veces encuentras a esa persona que te da un vuelco al corazón, que hace aflorar emociones que pensabas que era imposible sentir por nada ni por nadie y entonces tu vida cambia por completo, se convierte en la vida de esa persona que amas con locura, con auténtica y desorbitada locura; y que sabes que si otra persona vuelve, volverás a sentir lo mismo, pero no es así y debes aceptarlo."
Con los ojos completamente inundados de dolor arrugué la carta y me volví a meter en la cama, no quería que me viera después de esto. Estaba roto.
Sabía que la carta iba a ser una despedida, aunque no quisiera verlo, pero que lo haya hecho usando a Neruda... me parece el colmo.
Sabía que no era mi momento, que yo ahí ya no tenía cabida. No quería darme cuenta pero era una realidad, no paraba de meterme en una relación en la cual yo no tenía nada que ver. Me moría de vergüenza, que egoísta había sido todo este tiempo joder. Mierda, mierda, mierda.
Encima ahora se ha juntado lo de Paul, he conseguido alentarle a que me cuente lo que siente por mí por mi puta cabezoneria, que mierda.
Sabía que había hecho las cosas mal, y era momento de arreglarlo todo. Busqué a Martin, necesitaba pedirle perdón por todo, por responsabilizarle de cosas que no debía. Por meterme en su relación y por poner las cosas tan difíciles.
Álvaro: Martin.
Martin: ¿Qué quieres Alvarito? - dijo rodando los ojos sabiendo que ese momento iba a llegar -.
Álvaro: Sé que lo hice mal contigo, que te fallé como persona pero sobretodo como amigo. No te merecías mis palabras pero mucho menos mis silencios, las largas esperas que te di. De verdad que lo siento.
Martin: Álvaro, siempre estuviste perdonado. No te guardo ningún rencor ni lo haré. Si algo compartimos es la posibilidad de poder hacer errores, siempre y cuando se busque corregirlos. - se ríe.-
Medio conmovido le abracé, había tenido mucha suerte con él. Le quería, porque estaba seguro de que le quería, pero me he dado cuenta que le quería más como ese hermano que nunca tuve.
Mi hermano Martin.
Ahora era el turno de Paul, se merecía un perdón. Un perdón por todo lo que le he hecho sentir y por haber hecho que se mostrara tan vulnerable en vano. Jugué con él, le llené la cabeza con la idea de que le quería cuidar para siempre como a nadie. Le hice creer que por fin tenía alguien con quien sentirse en casa, y en verdad no tenía aún ni la llave para abrirla. Le había fallado de una forma horrenda. Literalmente se me rompía el corazón de pensar en cómo podría sentirse Paul...
En una comida intenté iniciar la conversación con él, le comenté que me sentía mal por acciones que había hecho sin prudencia y por puro egoísmo. Me preguntó que qué pasaba, que me ayudaría. Pero él no sabía que no podía hacer nada. Se me rompía el alma.
Casi con los ojos llorosos y un enorme nudo en la garganta le vomité atropelladamente todo lo que llevaba repitiendo todo el día en mi cabeza. Cuando acabé recobré el aliento, con la mirada perdida y con la cabeza cabizbaja, no era capaz de mirarle a la cara. Era un cobarde.
Me cogió de la mano.
Levanté la mirada poco a poco sin entender esa respuesta y le vi. En su cara se le notaba algo dolido, pero se tragó la angustia por un momento y buscó darme consuelo.
Paul: Todos hacemos las cosas mal por amor. Somos seres con mucho corazón como para ser sensatos en la vida. - me dice mientras me acariciaba la mano en forma de consuelo y apoyo.-
Álvaro: No te merezco, no merezco tu perdón ni tu cariño.
Paul: Eres imbécil.
Álvaro: Gracias por ponermelo fácil, de verdad.
Paul: Solo te queda hacer las paces contigo mismo. Creo que tienes algo pendiente contigo mismo.
No le entendí en un principio. Después caí en que se refería a que siempre me he exigido mucho más de lo que se ha esperado de mí. Busco siempre pedir perdón por decisiones que yo mismo tomo. Por mi bien. Siempre he sido mi mayor problema y nunca lo he visto, he sido la persona que más me ha mentido, exigido, juzgado y cuestionado. Me debía unas disculpas.
Me encerré en el baño. Me ahogaba de tanto llorar, pero no era de tristeza. Estaba bien. Había podido arreglar lo mío con Martin y Paul, me sentía liberado. Creo que lloraba por eso. Por poder respirar sin sentirme ahogado, por poder andar sin sentir cada paso más pesado que el anterior, por ser libre. Por no deberme ninguna explicación. Como me dijo Martin, estamos hechos para cometer errores, lo bueno y lo que nos hace buenas personas es querer corregirlos. Y yo por supuesto estaba dispuesto a aprender.
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HEATHER | ot2023
FanficSiempre se ha hablado de una historia de amor convencional, de un amor recíproco. Pero, ¿Cuántas veces hemos estado observando desde fuera esperando ser correspondido, esperando ser los ojos a los que mira esa persona? Esta vez te lo cuenta Álvaro e...