Cap IV: Que mierda son los hombres

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No sabía si era justo y moral lo que llevaba pensando estos días, pero no sentí justo el trato que me dio Martin. Entendí que lo hice mal, que no hice lo que debía hacer, pero de ahí a responder con esa frialdad y poco tacto había un gran paso. Me abrí a él, me sinceré y le pedí perdón como nunca antes lo había hecho y, pese a ello, no le vi una consecuente preocupación o interés en cómo podría estar los días posteriores a aquella conversación.

Sabía que, igualmente, Martin seguía viendo algo en mí. Sus sentimientos fueron demasiado fuertes como para haberse evaporado tan rápido. Así que quería hacerle sufrir un poco, al menos intentarlo. Sí, igual soy un capullo pero nadie es hijo de ningún santo.

Sabía que Paul llevaba unas semanas algo interesado en mí... Bea me lo confirmó el otro día cuando me dijo que preguntó por mí a la hora de la comida ( estaba en la ducha, tenía el pelo sucio). Y ya no por eso, buscaba ponerse a mi lado en las clases grupales, si yo estaba en la terraza con mi té de jengibre él aparecía aunque no tuviera nada que tomar, simplemente por estar conmigo. Si que es verdad que me parecía bastante violento, quería espacio, pero bueno Dios le da a sus mejores guerreros sus peores batallas o algo así era.

Los siguientes días estuve dándole la atención e interés que antes no le daba, con tal de que viera que sus oportunidades conmigo crecían. Le decía de salir a la terraza después de cenar para intimar algo más, le ayudaba cuando le tocaba limpiar o iba a escucharlo tocar el piano.

Una noche, fuimos al piano, como casi todos los días. Esta vez, iba a enseñarme algo que había compuesto estas últimas semanas, me dijo que le hacía mucha ilusión compartirlo conmigo.

"Se me acabaron las flores

Pa' poder regalarte

Y me quedé sin minutos

Para poder alcanzarte

Y malgasté to' mi tiempo

En tiempos cobardes

Y no tuve cojones de enseñarte mi mejor parte."

Empezó a cantar acompañado del piano, el cual tocaba con una sorprendente delicadeza y gran cariño. Yo me quedé sorprendido, no sabía que compusiera tan bien. Me ceñí a seguir escuchándole.

"Y buscamos colegios

Para la primera niña

Una casa al lado del parque

Pa' toda una vida

Un loco dijo "boda"

Y nosotros caímos

Pasando una vida

Junto al otro fallecimos."

No pude evitar emocionarme. Joder que bonito. Ahora se me partía el alma de haber pretendido usarlo como medio para hacer sufrir a otra persona, él no se lo merecía. Ahora pude ser capaz de conocerlo y ver el bonito corazón que tiene.

Paul: ¿Qué me dices? ¿Te gusta?

Alvaro: Es precioso, me encanta. Ojalá tener tanta facilidad para componer, aún no he podido escribir nada en lo que llevamos en la academia.

Paul: Bueno, es cuestión de tiempo. Yo hasta que no apareció una persona no tuve inspiración para hacer nada.

Alvaro: ¿Sí? ¿Y eso? ¿Quién te ha dado la inspiración?

Paul me miró, como tratando de contestar esa pregunta sin necesidad de hablar. Hubo un denso silencio, odio los silencios. Que coño digo yo ahora.

Alvaro: Que bonito Paul, enserio. No sé que decir.

Paul: No hace falta que digas nada, no es necesario enserio - ríe levemente, quitando hierro al asunto.-

Le devolví una sonrisa tratando de compadecerme de cierta manera y seguimos lo que quedaba de noche compartiendo música.

A la mañana siguiente volví a hablar con él en la comida. Me sinceró que por la noche no había podido dormir a penas porque no pudo parar de pensar en aquel escenario, él cantándome una canción que escondía una preciosa declaración de sentimientos encontrados mientras yo le escuchaba en silencio. Me dijo que había soñado con este momento en muchas ocasiones, y que ayer sintió que se liberó de un gran peso al poder sincerarse conmigo. No sabía cómo sentirme.

Traté de redirigir el rumbo de la conversación de alguna forma, no quería ninguna tensión. Menos mal que justo llegaron Bea y Naiara para comer con nosotros y pudimos dejar la conversación olvidada. Aunque no sirvió de mucho.

Una vez acabamos de comer, volvió a buscarme para terminar lo que había empezado. Yo simplemente me quería morir.

Paul: No quiero que te suponga ningún compromiso, pero solamente quiero hacerte saber todo, ya tu decides qué hacer, ahí ya no entro yo. Pero, sinceramente, no puedo seguir evitando esta conversación que quería haber tenido hace semanas.

No quería cagarla otra vez. No quería volver a hacer las cosas mal. Ya perdí a alguien que me quería por pensar mucho pero, ¿es Paul la persona indicada? Si que es verdad que a pesar de su intensidad tenía buen corazón, y miraba a todo el mundo con buenos ojos. No tenía nada recriminable. Pero joder, tampoco quería tirarme al barro y que después no sea lo que quiero, eso sería peor.

Alvaro: Me parece muy maduro lo que has hecho, lo agradezco mucho. No sé qué es lo que quiero ahora mismo. No me entiendo ni yo - me justifiqué.-

Él se lo tomó con humor, cosa que agradecí. Cambiamos de conversación y empezamos a hablar de mil temas más, si algo tenía Paul es que sabía de todo. Es muy friki.

Pasaron unos cuantos días, mi relación con Paul iba genial, tenía a mis hermanitas Bea y Naiara al lado como un apoyo fundamental y por fin sentía que todo iba bien, o eso creía.

Desperté una mañana, y frente a mi cama había un pequeño papel algo arrugado, era de Martin. Si que es verdad que hace mucho que no nos dignamos ninguno de los dos a hablarnos, pero tampoco estamos mal. Digamos que estamos en un estado evasivo, cuanto menos contacto tengamos mejor.

No sabía si quería abrirlo, igual hacerlo me traía de vuelta a aquellos momentos, y los veía muy atrás y olvidados como para tener que volver a revivirlos. Pero, tampoco sabía qué ponía, igual ni tenía nada que ver con el tema o hacía que retomáramos cierto contacto, no podía cerrarme en banda.

Tras unos largos y tediosos minutos decidí abrirlo, sabía que si no lo hacía ahora lo haría más tarde, así que mejor no hacer esperar. Cuando conseguí desdoblar ese diminuto papel empecé a leer.

Alvaro: Joder.

HEATHER | ot2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora