Gemidos ahogados saliendo de el junto con los míos, mi pantalón explotaba pero quería resistir para prepararlo y no entrar bruscamente en el. Baje su pantalón y bóxer con delicadeza hasta tirarlo al suelo, sin despejarme de sus labios.
- voy a meter un dedo si te duele simplemente - puso su mano en mis labios cayandome
- solo hazlo - esta ves fue el quien unió nuestros labios nuevamente
Con cuidado entre en el, comencé haciendo movimientos lentos , su cuerpo se estremecia y succionaba piendome que no parara. Estaba buscando su punto para brindarle un mejor placer, el segundo dedo entro causando un pequeño brinco por su parte.
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Acelere los movimientos porque no sabía cuanto tiempo más podía resistir.
- no quiero ser el único que lo este disfrutando
Antes de responderle sentí como con su rodilla presionaba haciendo movimientos circulares, oh! Es como si caminará hacia el cielo, este chico me está llevando a un nivel de locura imaginable.
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Con un poco de control metí el cuarto dedo, el no se lo esperaba ya que soltó un gemido que inundó la habitación y el cual agradecí escuchar. Acelere más mis movimientos hasta que el por fin se vino, mis ojos brillaron ya que era una señal de que podía entrar.
De la manera más rápida desabroche mi pantalón acaricie su cabello y sin pensarlo dos veces entré.
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Su interior estaba tan apretado que juro que mi miembro explotaba de felicidad al sentir como lo succionaba.
- quiero moverme ¿estas de acuerdo?
Solo asintió con lágrimas en sus ojos, me preocupe pero este al ver mi cara solo sonrió y beso mis labios dulcemente. Lo siento pero este gesto basto lo suficientemente para que mi mente se nublara y no sea razonable.
Comencé a moverme con rapidez ya que la satisfacción que sentía era inexplicable y como su cuerpo me recibe en su interior hace que me excite más, juro que estaba a minutos de venirme. Mis embestidas fueron más agresivas ¡ah! Me siento jodidamente bien. Sus manos se aferraban a mi espalda y yo devoraba sus labios que son tan deliciosos.
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Juntos llegamos al clímax, pero nuestros cuerpos todavía piden más ya que al parecer todavía no es suficiente. Con solo el sonido de nuestros labios y cuerpos era lo único que necesitábamos para saber que ninguno queria parar.
