XXXI : Advertencia

249 21 0
                                    

Las tardes en el dos y el uno se fueron tan rápido como llegaron, no muy felices por no ser los protagonistas de un años más pero con el presupuesto suficiente como para hacer algo que los hiciese sobresalir del resto, no podíamos esperar menos de los verdaderos consentidos del Capitolio.

Tan solo nos permitieron unas horas en el 4 en lo que terminaba la ceremonia, bailes, comida, un distrito feliz aunque sea por un corto tiempo.

Ya en el Capitolio nos dimos el lujo de saludar persona por persona de todas las que se nos acercaban, cenamos con gran parte de los vigilantes del juego, al finalizar nos despacharon en el apartamento para prepararnos para la fiesta de la noche.

Lizzie se encargó de adornarme con un hermoso vestido dorado, un poco similar a lo que fue mi vestido para el desfile de tributos con unos cuantos cambios.

Cómo la falta de las mangas que cubrían mis brazos para ser reemplazadas con una generosa cantidad de brillos sobre ellos, el vestido se amolda a mi cuerpo resaltando cada pequeña parte de este mismo otorgandome algunos atributos que naturalmente no serías capaz de ver sobre mi vestimenta habitual del distrito. Carezco de una capa en esta ocasión, pero la hermosa cascada de estrellas marinas en mi cabello sacian la necesidad de una, un par de hermosos tacones negros hacen lucir mis piernas más largas de lo que realmente son y el lindo maquillaje dorado suave sobre mi rostro me hace ver incluso más feliz de lo que realmente estoy.

Finnick por su parte viste un traje completamente verde, cómo es natural en su vestimenta del Capitolio su camisa es casi transparente, tanto que si te detienes a observarlo un poco puedes notar cada centímetro de piel colarse a través de la delgada prenda, un largo gaban de un verde mucho más oscuro cubre sus hombros y espalda hasta caer detrás de sus rodillas, sus pantalones de vestir son del mismo color pero tiene algo que te obliga a pasear tu vista por sus piernas para detallarlo bien, cerrando con unas lindas botas de cuero y su hermoso cabello peinado a la perfección.

Al llegar al Capitolio todos los ojos se posaron únicamente sobre nosotros, mi mano envuelta alrededor del brazo de Finnick quien con una radiante sonrisa me abría paso entre tanta gente.

La música llena la sala dando una gran invitación al primer baile de la noche, las personas a nuestro alrededor abren el paso dejando la pista completamente libre para la presencia de su nueva vencedora.

-¿Quien tendrá el honor?- Pregunta Finnick frente a mí.

-Nada mejor para un vencedor que otro ¿No lo crees?- Extiendo mi mano hacia la suya, él besa el dorso de esta y me lleva al centro de la pista.

-No se me podría ocurrir nada más perfecto.

Lleva una mano hacia mi cintura mantiendo la otra entrelazada con mi mano a la altura de su hombro, las personas comentan de nosotros con descaro sin importarles que los escuchemos, pero así como a ellos no les importa hablar, a nosotros no nos importa prestarles atención.

Todo el mundo se reduce a nada más que Finnick.

Sus ojitos brillantes viendo los míos, su agarre firme sobre mi cintura, sus pies guiando mis pasos al son de la música, se acerca un poco más a mi rostro robando tantos suspiros como puede a nuestro alrededor.

-Decirte que te ves hermosa es un desperdicio de palabras.

-¿Entonces que quieres decirme?

-Que no hay nada en este maldito mundo que quiera más que tener el privilegio de estar a tu lado hasta el fin de mis días- Baja su otra mano a mi cintura, hace un poco más de fuerza y me levanta por los aires dándome una suave vuelta en lo que la música se acerca cada vez más a su final.

Los Juegos del Hambre: El tesoro del CapitolioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora