Capítulo III : Quieren matarme.

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—Así que... ¿usted asegura que alguien entró a su casa a medianoche y trató de ahorcarlo...?

—"Estrangularme" —corrigió Louis.

El oficial no parecía muy convencido con lo que Louis le estaba diciendo, a pesar de que este tenía unas marcas de manos en su cuello. Qué estupidez.

—Sí, así pasó. Si no, ¿cómo explica estos moretones? —algo frustrado, señala la zona afectada y el policía parece no cambiar la mirada.

—Bien... lo investigaremos, puede irse.

El oficial se recargó en su gran silla y continuó leyendo el periódico. Eso fue el colmo para Louis.

—¡Ni siquiera me pidió mi nombre o alguna dirección! —molesto, el joven alzó la voz; esto era una injusticia.

—Bueno, puede pasar con mi compañera a hacer el papeleo.

La mirada con desdén fue lo que hizo el hombre con placa mal merecida, lo que hizo que Louis saliera de ese lugar hecho una furia y se dirigiera a la única persona que conocía y podía ayudarlo.

—¡Niall, compañero! —la voz de Louis resalta a medida que se aproxima al mostrador donde el rubio atiende a una señora de tercera edad.

—¡Ey, Louis! ¿De nuevo por la fiebre? —termina con una sonrisa hacia Louis y le entrega a la señora su cambio.— Cuide la presión, señora Irma; por mucho que me guste platicar con usted, me preocupo por su salud.

La señora Irma se carcajea y se va despidiéndose con su bastón en mano.

—En realidad no, ya no tengo fiebre, gracias por eso.

—¿Entonces? —el rubio se mueve un poco del mostrador y deja pasar a Louis. Si su jefe lo ve haciendo eso, lo mata. Pero le da igual en ese momento.

Louis baja el cuello de su camiseta y muestra las hematomas que lo rodean.

—¡Santa mierda! ¡Hermano! ¿Qué te pasó? —se acerca a Louis e inspecciona la zona.— ¿Tuviste alguna pelea?

—Bueno... realmente, alguien trató de matarme, así que no sé si cuenta como pelea.

Niall lo mira por un momento; su garganta y alrededor parecen inflamados, además las hematomas comenzaban a tomar un color entre verde y morado.

En seguida, Niall toma el kit de emergencia y comienza a tratar la herida, colocando un poco de hielo y vendas.

—¿Mejor? —sonríe el rubio tratando de disimular su mirada preocupada.

—En verdad, gracias, amigo.

Niall asiente y le da una silla a Louis para que descanse.

—Atenderé a unos clientes más; ¡en 15 minutos estoy libre y disponible solo para ti, Tommo!

Louis se sonríe por el apodo, pero no le molesta en lo absoluto. Así que eso mismo pasa: espera a que el rubio termine su hora de trabajo sentadito como un niño. Un niño que casi pierde la cabeza, literalmente.

Sentarse a comer unas malteadas mientras comen hamburguesas en un local lleno de colores y música de fondo es una de las mejores actividades para Louis. Obviamente, ¿a quién no le gustaría tomar una malteada de chocolate y escuchar "A Big Hunk O' Love"? Eso sin contar el dolor punzante en su garganta.

—Déjame ver si entendí: estabas descansando en el sillón y, de la nada, algo se te subió encima y te estranguló...

—Eso mismo; el estúpido policía con el que hablé me mandó a la mierda. No entiendo para qué es policía si su trabajo es tan deficiente.

Magic Even With The Devil. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora