Capítulo IV: Un accidente.

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—Bien, Louis, ¿a dónde quieres que te lleve? —preguntó Harry mientras le abría la puerta del famoso restaurante de malteadas Be Bob's Diner a Louis, quien solo miraba al joven de rizos con mucha curiosidad.

—Harry... no tienes que cuidarme, estoy seguro de que Niall solo estaba bromeando.

—Bromeando o lo que sea, tú mismo lo dijiste, alguien te hizo daño; es mejor que no estés solo.

Harry le sonrió a Louis, quien estaba a su lado dudando sobre qué hacer.

El día seguía en pie y Louis no tenía nada más que hacer; de igual manera, no quería estar solo en casa, y dudaba que Harry tuviera con quién estar.

Eso último hizo sentir a Louis muy mal. ¿Cómo podría ser tan solitario Harry cuando era tan amable? Simplemente no podía creer eso.

Sumergido en sus pensamientos, no fue capaz de notar cómo un hombre alto lo empujaba al pasar.

—¡Quítense del camino! —gritó el hombre mientras caminaba con sus botas rojas y un casco de motocicleta verde.

Qué extraña combinación.

Louis se concentró nuevamente en el joven de rizos, quien miraba al hombre de botas con el ceño fruncido.

—Tan molestos. Bien, podríamos pasear o ir a donde tú quieras —la intención era clara en las palabras persuasivas de Harry.

A la mierda con eso, Louis no se hará el difícil.

—Bueno, está bien. Iré contigo a donde sea que vayamos.

Louis suspiró y no tuvo tiempo de hacer nada más cuando Harry ya lo había tomado de la mano, para salir disparado al estacionamiento del lugar.

Y los ojos de Louis brillaron.

Ese maldito carro era una cosa simplemente hermosa. Harry rodeó el carro, listo para subir y manejar.

—¡Louis! ¿Qué esperas? Sube.

En el momento en que Louis se aproximó al carro, por un instante creyó ver que la puerta de este se abrió por sí sola; su imaginación, seguramente Harry la abrió para él.

El espacio era muy cómodo dentro del auto. Justo al encender el motor, la radio empezó a transmitir suaves melodías.

—¿Por qué no avanzas? —se cuestionó Louis al ver que Harry solo lo miraba en silencio.

No fue hasta que su cuerpo se estremeció y el frío lo invadió que notó cómo Harry se acercaba a él. Se inclinó a su costado y sus ojos no dejaban de mirarse.

La mano de Harry se colocó a un lado del asiento, pero sus rostros estaban tan cerca que Louis solo pudo contener la respiración.

Solo un movimiento y sus bocas estarían peligrosamente cercanas; Louis no podía apartar la mirada.

—Cinturón —dijo sonriente y regresó a su lugar, tomando el volante para ingresar a la calle.

Qué vergüenza.

Era por el maldito cinturón. Y Louis había entrado en crisis, pero no podían culparlo; él solo creyó que Harry haría otra cosa.

Era claro que Harry solo quería compañía; no tenía por qué estar pensando en cosas tan fuera de lugar.

—Harry... ¿puedo preguntarte algo?

—Amo las preguntas, adelante, las que quieras.

El de rizos no dejaba de tararear la canción de la radio, mientras mantenía su mirada al frente. Aun así, cada alto miraba a Louis.

Magic Even With The Devil. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora