one-shots kawaki x Boruto

❤️especial navideño🎅

El mejor novio del hombre

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El bosque de Konoha era una de las áreas de vida silvestre más grandes y antiguas que quedaban intactas. Como amante de la naturaleza y la aventura, Boruto Uzumaki hizo su sueño vivir allí y crear un espacio humilde para establecerse. Solía ​​vivir en el bosque cuando era niño y su madre le enseñó a cazar y sobrevivir en la tierra. Ella provenía de una familia tribal que prefería hacer muchas cosas a la antigua usanza, pero no estaba en contra de las herramientas y la medicina modernas, usándolas de maneras que apoyaban y mejoraban sus creencias.

Su padre era un manitas y se dedicaba a todo, desde la construcción hasta trabajos de electricidad y plomería. No había nada que no pudiera arreglar o crear para su familia con sus propias manos y se sentía muy orgulloso de ello. Boruto también creció aprendiendo todo lo que pudo de él, y tuvo la suerte de adquirir el conocimiento de sus padres. Sin él, nunca habría podido hacer realidad su sueño. Ahorró su dinero y planificó cada detalle.

A los veinticinco años, tenía un camino de grava que partía del mismo borde de la ciudad y se adentraba en el bosque. Al final era donde había construido su hogar, una pequeña y acogedora cabaña de madera que se encontraba frente a su garaje, su almacén y su invernadero. Cultivaba sus propias frutas y verduras, cazaba para obtener su propia carne y cortaba su propia leña. La mayor parte de lo que necesitaba lo podía conseguir en el bosque y sólo iba a la ciudad una vez al mes para abastecerse de otros suministros.

Había sido un proyecto largo y enorme, que desafortunadamente destruyó parte de la naturaleza en la que quería vivir, pero era inevitable. Siempre se aseguró de nunca tomar más de lo que necesitaba y vendió todo lo que no podía utilizar por completo. Ya había pasado casi un año desde que se instaló por completo en su cabaña y estaba disfrutando de su nueva vida. Sus amigos no estaban exactamente entusiasmados con sus elecciones de vida, su hermana tampoco estaba sorprendentemente, solo sus padres brindaban su apoyo incondicional. Sabía que todos estaban preocupados por él y de todos modos no les gustaba que viviera tan lejos.

 

Al ser un único omega aislado del mundo exterior, les preocupaba que algo pudiera pasarle. Boruto entendió, pero no estaba tan emocionado por eso, ya que tenía confianza en sí mismo y en su propio juicio. No había nadie alrededor que pudiera hacerle daño aparte de los cazadores ocasionales, pero mantuvieron la distancia. Estaba armado y en forma, lo suficientemente capaz si alguien decidía intentar algo, pero estaban concentrados en cualquier animal que persiguieran y no le prestaban atención. Se sentía seguro de su capacidad para protegerse y no correría ningún riesgo con extraños.

En su mayor parte, apenas vio un alma en el bosque y sabía que no habría nadie cerca durante esta época del año. La temporada de caza había terminado y el invierno lo había vuelto todo blanco y frío, los ríos y arroyos estaban completamente congelados. Konoha seguía siendo igual de hermosa y Boruto salió a hacer una corta caminata, con la esperanza de vislumbrar algo de la vida silvestre, pero sabía lo suficientemente bien como para mantenerse alejado de ellos sin importar la temporada. Había pasado la formación rocosa que parecía una mano cuando escuchó un aullido desde más abajo de la colina, el sonido fue prolongado y lleno de dolor. 

Bajó a investigar, sin esperar encontrar un gran husky pataleando en la nieve, con su pata trasera atrapada en una trampa para osos que algún cazador descuidado había dejado atrás. Boruto se acercó lentamente al perro con el ceño fruncido y sintió que su corazón se encogía ante la sangre salpicada a su alrededor. El perro le gruñó, intentando con más fuerza escapar sólo para lastimarse aún más. Le hizo gemir cuando el metal lo mordió más profundamente y el dolor fue suficiente para hacerlo tambalearse.