Capitulo 7.

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La salida con Lilia fue divertida, además de que hace mucho no convivía con alguna chica demasiado tiempo, al menos no al punto de considerarla una amiga, hace mucho que no pasaba

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La salida con Lilia fue divertida, además de que hace mucho no convivía con alguna chica demasiado tiempo, al menos no al punto de considerarla una amiga, hace mucho que no pasaba.

Lilia se encargó de enseñarme Londres, comimos helado y pasta en su restaurante favorito. Me conto que su familia no tiene tanto dinero como la de la mayoría de personas que van a la Universidad, aunque eso a fin de cuentas no influyen en si entras o no en ella.

Son casi las ocho cuando mi hermano nos recoge a ambas (en taxi, pero nos recoge, no quiere que andemos solas en taxi cuando está anocheciendo, si, es un sobreprotector), el taxista nos deja fuera del campus y llevamos a Lilia a su edificio mientras nos pregunta que hicimos y si nos la pasamos bien, nos despedimos y quedamos en salir otra vez próximamente.

Ahora él y yo nos vamos a nuestro edificio y una vez en el pasillo de mi habitación mientras busco la llave en mi bolso el me habla otra vez.

Me alegra que te hayas divertido hoy, Gigi.

Sonrió.

Lilia es buena chica.

Me alegra que hagas amigos aquí.

Lo dices como si fuera una niñita que nunca tuvo amigos, Ilan. —Finalmente encuentro la llave y abro la puerta y me arrepiento de inmediato, el olor inconfundible de la marihuana me llega a la nariz en segundos, Alex esta con sus amigos con cervezas en las manos, pero es Liam quien esta con un cigarrillo en los labios, a Ilan también le da el olor porque me aparta rápidamente y se adentra.

—¿Qué es esto, idiota?

Desde afuera apenas y puedo ver, el aroma me marea, lo odio, lo odio demasiado, después de todo este tiempo ese olor me da nauseas.

Escucho como mi hermano dice un par de cosas, pero no es hasta que mi hermano vuelve conmigo que reacciono.

—Espero que mañana en la mañana esto huela a rosas, hijo de puta—dice antes de salir de la habitación dando un puertazo con mi bolso de clases y otro mal cerrado del que sobresale ropa—. Te dije que era un idiota.

—Él no sabe, además también es su habitación.

No estoy molesta con él, él no sabe cómo me afecta esto, así que ni yo ni mi hermano tenemos derecho a reclamarle.

—Pero...

—Pero nada.

Bufa.

—Pues bien, pero dormirás hoy conmigo, hasta que el imbécil lave cada una de las sábanas y le quite el olor a cada rincón del cuarto.

Rio.

—Vamos a dormir, roba úteros.

(**************)

En la mañana sonó la alarma de Ilan, el cual tuvo que sacarme a tirones de la cama. Y pase exagerando y quejándome durante todo el desayuno del golpe en la costilla al caer de la cama.

Inmarcesible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora