Capitulo 8

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―No quiero que te vayas, Gea, no confió en él

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―No quiero que te vayas, Gea, no confió en él.

―Ilan, basta. Él dijo que podía volver y que estaba todo listo―digo mientras me cuelgo el bolso en mi hombro y camino a la puerta, lleva todo el día diciendo

―Confías demasiado en él. ¿No recuerdas lo que paso la última vez que confiaste tanto en un chico, Gea?

Me paro en seco justo antes de cruzar la puerta.

―Sabes que no me gusta hablar de eso Ilan ―me giro para mirarlo.

―A mí tampoco, pero no sé cómo explicarte que le estas dando demasiadas confianzas a ese chico.

―No le doy demasiadas confianzas.

―Claro que sí. No quiero que acabes mal.

―No voy a acabar mal, ya no tengo quince años, se lo que hago y con quien me relaciono.

―Lo sé, pero como tu hermano, debo cuidarte, y si para eso debo, mantenerte alegada de chicos como el, lo hare.

Me cruzo de brazos.

― ¿Sabes lo que eres? Un sobre protector, además, no necesito ni quiero que me mantengas alegada de nadie, desde hace años que no tengo amigos y ahora que por fin tengo la oportunidad de tenerlos te pones en ese plan.

―Gea, Alexander no quiere solo ser tu amigo ―dice exasperado.

― ¿Cómo estas tan seguro de eso?

― ¡Porque te beso! Nadie besa a nadie solo porque sí, es obvio que quiere algo contigo, y tu como tonta te dejas, hazme casi, el no quiero ser solo tu amigo Gea.

Odiaba cuando se ponía en este plan de hermano sobreprotector y controlador. Desde siempre ha sido así, pero hace unos años empeoro. Desde hace mucho no tengo amigos, mucho menos interacción cercana con hombres, en parte por mi miedo a relacionarme y acaben siendo personas malas y crueles otra vez, pero también por culpa de mi hermano, ya que espantaba a cualquier persona que se quisiera acercar a mí a si sea para pedirme un lápiz, con el tiempo y una reprimenda por parte de mis padres, se calmó, pero eso no quería decir que debes en cuando no se le saliera ese incontrolable instinto protector suyo.

―Bueno, pues tal vez yo tampoco quiera ser solo su amiga.

Se quedo helado. Si, yo tampoco sabía de donde salió eso, pero tenía que ponerle un alto a Ilan, o esta discusión nunca acabaría.

―No lo dijiste enserio. Hace un par de días me dijiste que no te gustaba.

―Corrección, te dije que no sabía si me gustaba o no.

―Ah, ¿ya hora si lo sabes?

―No del todo, tal vez necesito convivir más con él para saberlo.

―De ningún modo, Gea, no sabes sus intenciones.

Inmarcesible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora