CITA 3 💘 There is not place like home

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Día: 3/8
Piloto: Fernando Alonso
Autora: celemilii
Wordcount: 3512

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Los síntomas de la gripe habían estado merodeando mi cuerpo durante varios días, pero mi terquedad me impedía prestarles la debida atención. No quería que nada perturbara mi rutina, y mucho menos en la víspera del 14 de febrero de 2023, el día de San Valentín y la anticipada celebración con Fernando.

La mañana del esperado día amaneció nublada en Inglaterra, no solo por el clima, sino también por la fiebre que se había apoderado de mí durante la noche. A pesar de sentir el peso en mis huesos y el inconfundible malestar, me obligué a vestirme con el entusiasmo que el día merecía. La idea de pasar mi primer San Valentín con Fernando eclipsaba cualquier señal de advertencia que mi cuerpo intentaba enviarme.

En la oficina de Mercedes, me esforzaba por aparentar normalidad frente a la pantalla del ordenador, aunque cada parpadeo era un recordatorio de mi fatiga. La fiebre se manifestaba con crueldad, pero me aferraba a la ilusión de que podía ignorarla. Quería que este día fuera perfecto, a pesar de las señales evidentes de que la gripe había tomado el control.

Mis intentos por concentrarme eran como construir castillos de arena en una playa sometida a mareas agresivas. Toto, mi jefe, notó mi lucha y se acercó a mí con preocupación en sus ojos.

— Victoria, ¿estás bien? — preguntó, su tono preocupado resonando en el aire de la oficina.

Asentí con una sonrisa forzada, tratando de ocultar el escalofrío que recorría mi espalda. Pero Toto no se dejó engañar.

— No te ves bien. Ve a casa, descansa. No queremos que esto se convierta en algo más serio.

— Que estoy bien, en serio, me tomo una pastilla y ya se me pasará.

— Victoria, no ganamos nada teniéndote aquí enferma. Ve a descansar, cuídate — dijo Toto con tono paternal, aunque firme.

Mis objeciones murieron en mis labios cuando acepté que mi cuerpo estaba librando una batalla que no podía ganar. A regañadientes, recogí mis cosas, me despedí de mis colegas y abandoné la oficina, llevándome la resignación de no poder disfrutar plenamente de ese San Valentín que tanto anhelaba. La fiebre, implacable, había dictado su propia sentencia: descansar y recuperarme para el bien de la batalla por venir.

Al llegar a casa, Rocky, mi perrita, me recibe con una emoción que no puedo corresponder ante mi estado de salud. Me pareció una decisión inteligente pasar el día en cama, mensajeando con Fer, fingiendo que me sentía al cien, aunque no fuera más que una encubierta. Sé que si le digo que me siento mal, va a venir corriendo con mil medicinas y golosinas para que comamos mientras miramos alguna película, pero no quiero que se comporte como enfermero el 14 de febrero.

Duermo un par de horas con la esperanza de que, al despertar de mi siesta, todo síntoma presente en mi cuerpo se desvanezca.

El sonido del despertador resonó en la habitación, marcando que debería levantarme para tratar de arreglarme para mi cita. Abrí los ojos con entusiasmo, aunque rápidamente fui consciente de que mi cuerpo no compartía el mismo entusiasmo, ya que me sentía igual o incluso peor que antes.

La cita perfecta » formula 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora