Teruaki Yamashita, así fui llamado el día en que nací por mis padres. Nací en la Kyoto, Japón; tuve estudios satisfactorios en la escuela primaria, secundaria y ahí fue en donde me quedé ¿por qué? Bueno... Conocí a mi pasión, ¡la guitarra! En esos días me la pasaba encerrado en mi habitación ensayando solo, era un verdadero placer rasgar las cuerdas de la guitarra y escuchar el vibrante sonido que éstas producían, pasaba mi tiempo observando con atención los vídeos de Chris Impellitteri quien era mi ídolo por así decirlo, mi inspiración realmente deseo tocar como él algún día y de ser posible tocar a su lado en un concierto. Con el tiempo, me volví muy bueno en lo que hacía tanto que empezaba a formar pequeñas bandas de garaje, en ese tiempo conocí a mi buen amigo Masaya Kawamura quien era muy bueno tocando la guitarra, sus rápidos eran increíbles y por un momento yo me sentía como un novato, con él inicié una aventura que cambiaría el curso en que se iba desarrollando mi vida.
Tokyo, la gran ciudad; en toda mi vida jamás había visto edificios tan grandes como los que ésta metrópoli tenía, Kyoto era una cuidad ciertamente tradicional y sólo pocas zonas tenían edificios pero nunca tan grandes como los de Tokyo. Los paneles con publicidad eran despampanantes y realmente cumplían con su función de marketing, con sólo verlo provocaba comprar algo de lo que ahí veías. Junto a Masaya, buscamos la forma en entrar al mundo de la música de forma profesional, así que fuimos en busca de algunas disqueras interesadas en dos jóvenes guitarristas. Masaya a pesar de ser un hombre, tenía unos rasgos muy finos y me atrevo a decir que era un hombre muy bello y fácilmente podría confundirlo con mujer de espaldas por su cabello largo, para ese entonces mi cabello me llegaba a los hombros, era de un típico color negro, aún no había conocido al "señor tinte".
Por más raro que suene, Masaya y yo terminamos separándonos, él inició un proyecto en solitario con sus imponentes solos de guitarra que aún me tenían asombrado en la forma en cómo él deslizaba sus dedos sobre las cuerdas y producía aquella increíble música que cautivaría los oídos de cualquiera. Yo por mi parte, comencé en una banda llamada Aikaryu mis nuevos compañeros eran realmente amables, era divertido trabajar con ellos y bueno a mí por ser el más escuálido y según ellos -y la mayoría de personas que he conocido- yo quedo perfecto para el trabajo de ser la niña de la agrupación y por ello... Tuve que usar un vestido, un vestido de color rosa, lo cual al inicio me dejó algo tonto pues jamás en mi vida había usado un vestido y no sólo fue ese cambio radical de vestimentas sino también que mi cabello naturalmente negro fue teñido de rubio, en otras palabras ¡me convertí en una princesa rubia! Era algo extraño a decir verdad, pero como sabrán todo lo bueno termina rápido con esto quiero decir que mi tiempo en Aikaryu fue muy corto, nos terminamos por desintegrar y bueno me quedé en el aire. Masaya ahora no era Masaya sino era Hizaki, cuando me contó eso no pude evitar reír con delicadeza pues pensé que sería el único al cual le habrían cambiado el nombre, a mí ya no me decían "Teruaki-kun" o "Yamashita-san" sino sólo era Teru y demás variantes de ello. Hi-chan -así comencé a llamarlo- me propuso entrar en "Hizaki Grace Project", yo acepté gustoso siempre quise trabajar con él, codo a codo, mano a mano. Dentro de la agrupación, conocí a varias personas a las cuales amé y que las amé porque así fue, nunca había sentido un cariño tan inmenso por algunas personas como lo sentí por ellos cuatro: Hizaki, Juka, Mikage y Jasmine.
Hizaki me presentó ante ellos animosamente, se sentía bien estar ahí porque no era el único que usaría un vestido pues Hi-chan y Jasmine también los usaban. Quiero hacer una pausa a este relato para decir que Jasmine... Mi adorado Jasmine, mi ángel púrpura, ¡él era belleza! Su vestimenta lo hacía tan perfecto y su forma de ser contrastaba con su bella física, todo en él era para mí perfecto, por eso siempre estaba a su lado; Hizaki pasaba más tiempo con Juka, sinceramente creo que entre ese par sucedía algo pero quién soy yo para cuestionar eso.
Pasamos tiempos felices juntos, planeando conciertos, grabando vídeos y realmente disfrutando de la vida como nunca antes lo había hecho. "Hizaki Grace Project", nuestra banda, al final se separó, fue algo que me dolió en el alma. Me gustaba compartir tiempo mis compañeros pero cuando pensé que me echaría a llorar por haber perdido algo tan valioso, Hizaki me presentó a alguien que curiosamente se convirtió en el centro de mi vida por así decirlo.
En un día común, Hizaki me llamó al móvil y me pidió que nos encontremos en un estudio de grabación; pensé que eso constituiría una salida casual con un buen amigo por lo que sólo fui con un simple pantalón jean de color negro y una polera color blanca con el logo de Impellitteri. Salí de mi departamento rumbo al estudio en donde me encontraría con Hizaki, para ello tomé un taxi y demoré alrededor de una hora en llegar, todo gracias al tráfico que me encontré a esas horas del día. Cuando estuve en frente del estudio por fin, le entregué el dinero al taxista; posteriormente bajé de inmediato del vehículo y corrí hacía el estudio, hasta llegar a la sala de grabación en donde reconocí casi de inmediato a Hizaki y a su lado noté la presencia de un hombre de cabello castaño.
-¡Llegas tarde! -Espetó Hizaki un tanto fastidiado por no decir molesto por mi tardanza. - ¿A dónde fuiste?
- Lo lamento mucho, Hizaki... Yo, bueno el tráfico ya sabes cómo es. - Intenté excusarme en vano, pues sabía que a Hizaki le importaría poco o nada mis razones a menos de que sean verdaderamente graves y el hecho del tráfico no constituía algo grave, muy por el contrario me tildaría de irresponsable por no tomar ninguna medida para prevenir eso. - ¿Qué es lo que me querías decir?
- Eso no me importa y lo sabes. Bueno, a lo que te llamé. - Hizaki señaló hacía la persona que estaba cómodamente sentada en una silla giratoria de color negro. Esta persona se giró y me miró a los ojos fijamente. Maldición, por un momento me quedé perdido en esos ojos color castaño eran verdaderamente hermoso, cada facción de su rostro demostraba lo delicado que podía ser aquel hombre. ¿Quién era? ¿Era un bendito ángel o un tentador demonio? No lo sé, lo único que yo sabía era que ese ser tan inmaculado me estaba mirando a mí. En mis labios se dibujó una tenue sonrisa, intenté no ponerme nervioso ¿qué pasaba conmigo? , moví una de mis manos de lado a lado en señal de saludo, él imitó mi accionar.
El ambiente se tornó silencioso, nadie articulaba palabra alguna. Ese hombre me seguía mirando y yo lo seguía mirando a él. Hizaki nos miraba a ambos con un rostro algo confundido debido a que no sabía el porqué de ese silencio, normalmente suelo hablar mucho con mis compañeros y también con las personas a las que me presentan, pero con él fue diferente me costaba articular palabra alguna pero todo eso terminó en un momento gracias a Hi-chan, juro que le agradecí de todo corazón que haya terminado con ese momento.
- Bueno, Teru te llamé porque te quería presentar a Kamijo-san. - Comentó refiriéndose al hombre castaño sentado a su lado. - Él y yo tenemos un proyecto en mente y se trata de una banda a la cual la llamaremos Versailles, cuya temática es que todos somos descendientes de la rosa.
- ¿Todos? ¿Quiénes somos... - No pude terminar de hablar puesto que nuestra pequeña reunión se vio interrumpida por dos personas más, de inmediato reconocí a Jasmine ¿qué hacía él aquí? ¿trabajaríamos juntos de nuevo?
- Ellos son todos, Teru. - Comentó sonriente Hizaki, observando a aquellas dos personas que habían ingresado a la estrecha sala. Hizaki aclaró su garganta y agregó. - Te presento a Yuki, él será nuestro baterista y bueno a Jasmine ya lo conoces ¿verdad?
- Un placer Yuki-san y... ¡Oh! Kamijo-san, discúlpeme... Es un placer conocerlo a usted también. - Froté ligeramente mi nuca con la mano derecha, juro que en ese momento estaba algo despistado tanto que no saludé a aquel ángel de cabellos castaños.
Vi que Kamijo se incorporó de la silla y se dirigió a la puerta como dispuesto a salir de dicha sala pero luego aclaró que sería buena idea que salgamos a un lugar más grande para dialogar mejor para ello, él nos invitó a todos a la famosa cafetería Starbucks, todos estuvimos de acuerdo y salimos del estudio de grabación. Kamijo, tenía un bello auto color negro con lunas polarizadas, nos invitó a subir al vehículo y como todo caballero, le abrió la puerta del copiloto a Hizaki riendo con algo de suavidad -su risa, al igual que sus ojos, era hermosa- en cuanto a los demás subimos en la parte de atrás, estábamos cómodos los tres juntos y finalmente Kamijo subió al en el asiento del conductor para poder, luego de habernos colocado los cinturones de seguridad, encender el vehículo y dirigirnos a un centro comercial cercano al estudio de grabación.
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"Siempre tuyo, siempre mío y siempre nuestro."
Romance"Siempre tuyo, siempre mío y siempre nuestro." – Esas fueron las palabras que se dedicaron mutuamente dos personas, dos almas que están destinadas a estar juntos. ...