Lily Evans cursa Hogwarts en un momento donde ser nacida de muggles es mortal.
Es difícil mantenerse como la mejor de su curso, lidiar con su difícil hermana, mantener su amistad con Severus y entender el torbellino de emociones y magia con las que...
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- ｡ﾟ ･ - ｡ﾟ ･ - ｡ﾟ ･ THE BEGINNING, SEPTEMBER 1971ıllı
Lily y Severus estaban cruzando el lago en unos botes. Estaba segura de que el suyo se iba a volcar. El viaje iba inundado por un silencio tenso, ya que la pelirroja seguía enfadada con Severus por los compañeros que tuvieron en el tren y tampoco podía regañarle en ese momento, no cuando toda su energía estaba dedicada al gran castillo.
Nunca había visto uno en la vida real. Su familia no viajaba demasiado, así que mirar al castillo mágico donde iba a vivir era como un sueño. Nunca admitiría cosas tan infantiles, pero dejó volar su imaginación solo por unos segundos para imaginarse como una princesa en un cuento de hadas. Todo parecía una fantasía, la magia y ahora el castillo, solo le quedaba esperar a una grandiosa aventura. Lily deseaba que sus padres pudieran haber visto Hogwarts y maravillarse ante su belleza, incluso un antojo malicioso de que su hermana lo viera para que ardiera de envidia. No tardó en desechar esos pensamientos a un lado y volver a su estado de ansiedad.
En cuanto salió del bote, fue guiada dentro del Gran Comedor por unos estudiantes mayores. Era una vista espectacular. Al mirar hacia arriba, podía ver el cielo nocturno sin una sola nube a la vista. Había velas por todos lados, flotando. No pudo evitar la brillante sonrisa que se le formó ante la cálida sensación burbujeante en su pecho, olvidando cualquier tipo de nerviosismo.
Lily se situó en fila india con el resto de primeros años, había perdido a Severus entre la masa de gente. Por turnos, les iban colocando un sombrero en sus cabezas para que este gritara una casa. Parecía viejo y roto, pero sin duda era mágico. Ella temía que le contagiara algo por tocarlo, probablemente piojos. Sería muy vergonzoso asistir a su primera clase con el pelo cubierto de mayonesa —el método que usaba siempre su madre, al cual la pelirroja llamaba «Pelo mayonesa» alrededor de tercer grado (a esa edad nadie era inteligente, había que perdonarla).
