2.- Horarios

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Narrador Omnisciente:
Después de que Kumiko y Fang fueran a recorrer todo el Star Park tuvieron que ir a su casa pues su jefa Lola les envío un mensaje diciéndoles que al día siguiente el cine comenzaría a operar pues necesitaba a alguien de limpieza, cosa que se les hizo algo extraño pues era su inauguración ya debería de haber estado abierto, pero sin quejarse aceptaron y fueron a su nueva casa.

—Fang, ¿Estás seguro que nuestra casa es por aquí?, yo no veo absolutamente ninguna casa que se parezca a la de la foto.

—¡Estoy seguro!, la dirección marca aquí...

Estuvieron así un rato hasta que llegaron a un casa algo vieja, al parecer casi todo necesitaba remodelaciones y eso que apenas estaban afuera.
Al entrar notaron que no estaba tan mal, habían unos muebles viejos, entre ellos un sillón, una mesa y unas sillas que parecían ser de comedor.

—Supongo que tendremos que remodelar demasiado...

—¡No te preocupes mi querida Kumiko! Si ahorramos lo suficiente convertiremos está casa en un palacio.- Dijo Fang con los ojos iluminados.

—Como digas.- Kumiko y Fang solo traían una pequeña mochila dónde llevaban parte de su ropa y lo necesario, cepillos de dientes y de cabello, pasta dental y algo de dinero.

—¿Tu crees que aquí enseñen kun-fu?, me gustaría practicar mis patadas.- Dijo Fang alzando su pierna y sacando la lengua con una sonrisa.

—jajaja, no lo sé Fang, deberíamos de ir a investigar más tarde, por cierto, tendremos que comprar muchas cosas para poner aquí, pero por ahora solo compremos un poco de comida y unas cobijas para dormir en el suelo.- contestó Kumiko mirando a Fang.

—Pues si quieres puedes dormir en el sofá y yo duermo en el piso, solo espero que no haya insectos algo así.- Dijo Fang viendo algo preocupado a si alrededor.

—Ahora que me dices eso, creo que sería buena idea comprar también un recogedor y una escoba.- Entonces los dos jóvenes dejaron sus mochilas dentro de la casa y la cerraron para después salir al supermercado.

Cuando llegaron al supermercado decidieron separarse para encontrar las cosas, después de unos minutos ya tenían las cosas pues eran unas pocas, fueron a la caja a pagar y después se fueron.

—Amm, oye Kumiko.- Dijo Fang llamando la atención de su hermana.

—Dime Fang.- Lo volteo a ver con una sonrisa.

—¿Te acuerdas del chico de la tienda de regalos? Edgar

—Sí, ¿Por qué?.- Kumiko miró curiosa a Fang.

—Lo que pasa es que se me hizo algo raro ver a alguien que se vista de esa forma.

—¿Te refieres a que no te gustó ver a alguien con ese estilo?

—¡No!, es solo que allá en China solo vestían con sandalias y muy reservados...

—Ay Fang, ¿Pues que esperabas?, vivíamos en un pueblo no en la ciudad, es normal que te sorprenda ver a alguien así.

—Mmm, bueno tienes razón, aún que por lo menos conseguimos esta ropa bonita.- sonrió con las ojos cerrados.

—Jajaja, tienes razón, aún que dime, ¿A qué viene ese comentario? Tu nunca me cuentas cosas sin relevancia.- lo miró con la cabeza al lado.

—Es que se me hizo atractivo, pero es muy serio y no creo que quiera convivir mucho con nosotros.- Dijo desanimado.

—¿Te gusta?

—¿¡Que!?, ¡No!, solo digo que quisiera ser su amigo.- Dijo Fang avergonzado, mientras su hermana se reía.

—Pues intenta ganarte su amistad, visitalo o invitalo a comer, claro, cuando nos den nuestros horarios.

¿Por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora