Una antigua camioneta circulaba por un camino destartalado. Tenia una caja trasera descubierta, en la mitad de ella se encontraba un bulto parcialmente cubierto por una lona oscura que dejaba entrever un rostro sin posibilidades de ser identificado. Al lado del mismo, se sitúan el sistema del motor y el tanque de combustible. Una mezcla inoportuna e imprescindible.
El conductor, un hombre maniático y silencioso, que tiene una idea obsesiva resonando en su cabeza como si de un vendaval se tratase. A su lado, se situaba una mujer atrapada en unos pensamientos horripilantes, incapaz de expresarse con tranquilidad y coherencia. En la parte trasera, dos niños aterrados sostienen un espeluznante silencio, incapaces de transmitir ningún tipo de emoción por miedo a las represalias del conductor.
El hombre, nervioso y asustado, se encuentra en un abismo de sentimientos. Al iniciar el caotico trayecto improvisado, es incapaz de cambiar el rumbo inesperado que ha tomado todo lo acontecido.
El ambiente está saturado de angustia, rencor, temor y desesperación, emociones agarradas de la mano en un lugar apenas soñado.
Después de un rato, el vehículo se detiene, generando un clima aterrador. El padre, demasiado nervioso, revela una rabia interna, que apenas puede contener. La mujer a su lado llora desconsolada. Él la golpea con el cinturón para obligarla a parar sin mucho éxito. Los niños en la parte trasera están aterrados, el rictus de su cara expresa lo que está por venir.
Bajan del vehículo en una carretera abandonada en mitad de la nada donde el silencio es el rey. Sienten una brisa fresca que confiere al ambiente un aire más aterrador. El hombre saca unas palas del cajon de la furgoneta y se las entrega a la mujer para que las lleve al lugar donde se iba a realizar el trabajo que él tenía en mente. Al sacar el bulto desfigurado, revela el cuerpo de una mujer joven, irreconocible debido a que su rostro estaba destrozado por la ira desatada golpe tras golpe.
El hombre ordena cavar un hoyo en el suelo, lo suficientemente profundo como para albergar el cuerpo de la mujer. Los niños dudan. No forman parte del error cometido por una mente perturbada, pero el hombre, obsesionado con sus pensamientos, grita y golpea descontroladamente a los niños hasta dejarlos inconscientes. Sus cuerpos inherentes reposan en el frio suelo. La mujer, llorando por la tetrica escena se ve obligada a enterra a sus propios hijos junto al cuerpo de la mujer asesinada. El miedo embarga cada parte de su ser, miedo a acabar como ellos, miedo por tener que enterrar a sus seres mas queridos asesinados por un hombre desalmado y sicótico al que un día amó.
El hombre, nervioso y descontrolado golpea a la desconsolada mujer que seguía las caóticas ordenes de su esposo. Golpe tras golpe, descargaba su frustración sobre su mujer hasta el punto de matarla sin ningún tipo de escrupulo o de remordimiento.
Una vez fue consciente de sus actos tomo el cuerpo sin vida de su mujer y lo lanzó a la fosa común improvisada en mitad de la nada. Echó la tierra encima y se aseguró de cubrir su rastro de forma nerviosa y desorganizada. Su perturbada mente no le permitía pensar con la suficiente claridad como para poder hacer un buen trabajo, pero aun asi se sintió satisfecho con los resultados y se encamino de vuelta a la furgoneta con un paso acelerado.De vuelta al vehículo, guarda todas las herramientas en la caja de la furgoneta y retoma el camino de vuelta al seguro de su hogar. El trayecto de regreso se le antoja eterno. Su mente dispersa en un mar de pensamientos intrusivos que le llevan a revivir las escenas una y otra vez, atormentando le y llevándole hasta una locura que habia comenzado a probar y sentir.
Segun llego a su hogar aparcó la furgoneta, sacó las herramientas de la caja dejando las tiradas en el garaje. Se encaminó a las escaleras que llevaban al interior del domicilio. Una vez dentro recorre el lugubre pasillo apenas iluminado por una simple lampara. Las frias sombras que se creaban no hacían más que alimentar los sadicos pensamientos del hombre, que deambulaba como si se tratase de un ser de otro mundo. Su cara desfigurada por una risa malevola y una mirada perdida en un infinito inexplorado, su forma de andar era errática confiriéndole un aire aun mas tetrico y psicótico de lo normal.
Llegó a la cocina donde se encontraba el armario del alcohol. Tomó varias botellas de wiski y se fue hacia su butaca, donde dejó caer su cuerpo a plomo. Su mirada estaba perdida en un televisor apagado que miraba fijamente. Poco a poco las botellas se fueron vaciando llevando al hombre a un estado de embriaguez que le confiere un aire aun más aterrador.
El alcohol definitivamente hizo su efecto dejándole dormido en esa espeluznante butaca situada en una habitación completamente oscura donde las sombras que se producían por los faros de los coches al pasar que se antojaban más horribles de lo habitual.
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Adicción
Teen FictionUna noche entre las carreteras abandonadas y la brisa,ocurre una tragedia y en medio de esa tragedia,se esconde una horrible adicción.Una adicción qué conlleva a diversas tragedias y divulgar diversas mentiras que acabarán saliendo a la luz.