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A medida que observaba la escena, una sensación de inquietud crecía dentro de mí, acompañada de una compleja amalgama de emociones y sensaciones confusas. Decidí adentrarme en la sala de estar, donde una caja reposaba entre montones de libros cubiertos de polvo, apenas iluminada por la escasa luz que se filtraba a través de las cortinas. Mi intención era esperar a mi padre y plantearle una serie de preguntas que me agobiaban, aunque dudaba si era el momento adecuado o si él estaría preparado para enfrentar mis inquietudes. La incertidumbre me envolvía como una densa niebla, dificultando mi capacidad de raciocinio.

Consciente de mi propensión a actuar impulsivamente en momentos de agitación, me encontraba en un estado de agitación interna que eclipsaba cualquier posibilidad de calma y serenidad. Un cúmulo de sensaciones y sentimientos turbios parecían tener el control absoluto sobre mí, impidiéndome alcanzar la claridad que tanto ansiaba en ese momento.

Al observar el rostro de mi padre, pude percibir signos de malestar que me hicieron reflexionar sobre la conveniencia de abordar el tema en ese preciso instante. Temía que mis preguntas desencadenaran una reacción adversa en él, contraria a mis expectativas, lo que me llevó a optar por guardar silencio momentáneamente y emprender la búsqueda de respuestas por mi cuenta.

Descendí al desván entre cajas polvorientas y desordenadas, en busca de pistas que pudieran arrojar algo de luz sobre el misterio que rodeaba a mi padre. La búsqueda resultaba infructuosa hasta que mis ojos se posaron en un objeto inusual: una antigua caja de música. La fecha grabada en su base y la inscripción que rezaba "Siempre juntos hasta que la muerte nos separe, te amo", despertaron mi curiosidad y avivaron mi determinación por descubrir su origen y significado.

Decidí llevar la caja de música a mi habitación con la intención de examinarla con detenimiento y desvelar su secreto oculto en el silencio del tiempo. Tras limpiarla cuidadosamente del polvo y la humedad que la habían invadido durante años de abandono, noté su antigüedad evidente. Consulté su año de fabricación en mi teléfono y confirmé que era anterior a mi nacimiento, lo que aumentó mi intriga.

Con la esperanza de encontrar pistas que revelaran los misterios que envolvían a mi padre, ascendí las escaleras hacia mi habitación. Sin embargo, mi intento fue interrumpido por los llamados desesperados de mi padre, cuya voz resonaba con un tono cargado de angustia. Al esconder apresuradamente la caja de música en mi bolsa, descendí nuevamente y lo encontré visiblemente alterado, con lágrimas en los ojos y un papel arrugado en su mano temblorosa.

A medida que pasaban los días, me di cuenta de que las emociones de mi padre fluctuaban constantemente en mi presencia, pero su capacidad para expresarse con sinceridad parecía limitada. Esta situación me llenaba de incertidumbre, ya que no podía establecer una comunicación fluida con él como solía hacerlo en el pasado.

Mientras reflexionaba sobre esta situación, mi padre rompió el silencio y me sorprendió al dirigirse a mí:

- Necesito que vayas por otra botella de vodka - dijo, con una expresión que denotaba una urgencia insospechada.

- Papá, ¿otra más? No puedes seguir bebiendo de esta manera constantemente - respondí, preocupado por su bienestar.

Sin embargo, su reacción fue evasiva, indicándome que lo que él hacía con su vida no era de mi incumbencia. Ante su respuesta, opté por no discutir y simplemente asentí, tomando el dinero que me ofrecía y saliendo de la casa en busca de lo que me había pedido.

Al salir, noté la presencia de la policía en la casa de una vecina, lo que despertó mi curiosidad y preocupación. Sin comprender qué estaba sucediendo, decidí acercarme y averiguar más detalles sobre la situación...

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