14.08.2016
Comencé a temerle al tiempo, a esos minutos recorriendo frente a mis ojos durante las madrugadas de insomnio.
Y no tenía idea de cómo, pero siempre encontraba la manera de enfrentarme a él sin ayuda, procurando no hacer ruido para no despertar a nadie en esas noches interminables, porque no me apetecía verle el rostro a alguien y responder sus preguntas.
Sabes que estar solo es lo mejor, cuando te encuentras a mitad de un ataque de pánico, respirando lentamente hasta que los pulmones se acostumbren al caos, observando las estrellas mientras poco a poco las lágrimas nublan tu visión...y sientes que el poder llorar te hace sentir vivo, y en esos instantes estas vivo. Y te das cuenta que no necesitas a nadie más para calmar tu dolor. La clave siempre has sido tú.
Comencé a temerle al tiempo y a cogerle cariño al miedo. Dos notas después me sentía vivo.