𝑐. chapter ten.

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Capítulo diez

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Capítulo diez.
❛ Natalie Grayson. ❜

La brisa helada de la madrugada le puso la piel de gallina

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La brisa helada de la madrugada le puso la piel de gallina. Se abrazó a sí misma intentando generarse un poco de calor, pero no lo consiguió, ajeno a ella se encontraba su propio cuerpo. Ladeó la cabeza y su ceño se frunció en confusión al ver una enorme carpa de circo frente a ella. Se giró a todos lados y llamó a los chicos, pero no había más que una interminante oscuridad mezclada con las sombras de los árboles a su alrededor. Refregó sus ojos para eliminar ese punto que veía provocado por la luz brillante que dañó sus ojos, y sin más, decidió caminar hasta la carpa del circo.

Su corazón se aceleraba con cada paso que daba, y mientras se mezclaba con la oscuridad del lugar, a sus oídos llegó una suave melodía que se encontraba entre sus recuerdos borrosos. Una sonrisa se formó en su rostro al ver una figura subir hasta los trapecios. Era todo exactamente igual a como lo había visto en el video que vio con Alfred. Se volteó para mirar las gradas, con la esperanza de encontrar a más gente observando el espectáculo que darían sus padres, pero no encontró a nadie, solo ella era espectadora de aquel show. Sin embargo, no le dio importancia, ensimismada con la fantasía que vivía, con el sueño cumplido de ver a sus padres en aquellos trapecios del circo Haly.

Con la curiosidad liderando sus impulsivos pasos, caminó hasta quedar frente a frente con el escenario, sintiendo una inexplicable felicidad en el pecho. Dick estaba con ellos también.

Él le regaló una sonrisa y le hizo una señal con la mano para que se sumara a ellos. Sin cuestionarlo, corrió hasta ellos.

—¿No tienes miedo? —Inquirió Dick detrás de ella, sosteniendo el trapecio para que no se perdiera en el aire. Natalie negó con la cabeza. Antes de que pudiera contestar, recibió un fuerte empujón que la obligó a aferrarse al fierro helado. Tan frío como el aire que voló sus cabellos castaños al momento de lanzarse hasta el otro extremo.

En la oscuridad, recibió una mano para que no cayera al suelo. La tomó y sintió la asperosidad de unos guantes. Su expresión de alegría decayó bruscamente al ver que de las sombras emergía él. Sus ojos se llenaron de lágrimas, el sentimiento de desesperanza la invadió de golpe, e intentó soltarse de aquel agarre, pero él había sido más rápido y, de nuevo, había recibido un empujón, obligándola a caer al suelo. Mientras caía, la sonrisa del hombre se enanchó, y como una horrible broma hacia su muerte, le agitó la mano de un lado a otro, lentamente, despidiéndose con una despiadada burla que le revolvió el estómago. Cuando pensaba que todo había acabado para ella, cerró los ojos esperando su final. Sin embargo, lo que sintió no fue el golpe duro contra el suelo, sino la suavidad de unos brazos que le devolvieron la esperanza.

UNDER THE RED HOOD    ♰     jason todd ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora