𝑐. chapter seven.

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Capítulo siete

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Capítulo siete.
❛ Arsenal ❜

El sonido de las olas golpeando contra la orilla de la playa, el cantar de los pájaros que pasaban sobre sus cabezas, y Natalie sentada comiendo cerezas mientras observaba la playa, fue lo que Jason deseó encontrarse cada mañana

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El sonido de las olas golpeando contra la orilla de la playa, el cantar de los pájaros que pasaban sobre sus cabezas, y Natalie sentada comiendo cerezas mientras observaba la playa, fue lo que Jason deseó encontrarse cada mañana. Estaban en paz, alejados del caos qué alguna vez fue la Torre de los Titanes, lejos de las mentiras y manipulaciones de Dick. Ambos disfrutaban de lo que querían pensar, eran vacaciones.

Él la admiró comer la mitad de una cereza para luego quitarle el cuesco y dejarlo sobre el tazón de vidrio. Sus labios se encontraban más rojos de lo normal, debido al tiempo que llevaba comiendo la fruta.

—Buenos días, hermosa.

Natalie sonrió luego de sentir el beso que dejó Jason en su hombro, el primero de los tantos que dejó sobre su mejilla hasta llegar a sus labios.

—Buenas tardes, más bien —lo corrigió. Jason cerró uno de sus ojos y se estiró para volver a recostarse, con la mirada fija en la muchacha que tenía el cabello recogido. Sus ojos recorrieron con intensidad el cuerpo descubierto de Natalie, quién llevaba únicamente un traje de baño negro.

—¿Por qué no me despertaste? —Inquirió con la voz ronca, después de todo, acababa de despertar. Natalie se encogió de hombros y se levantó para dejar el tazón sobre el suelo y tomar una cereza antes de regresar a un lado de Jason.

—Estabas cansado —dijo ella, dándole un mordisco a la fruta. Cuando la vio quitar el cuesco, él se acercó y le arrancó la cereza de las manos. Natalie rió. —Anoche frenamos tres redes de narcotráfico —le recordó, dirigiendo su mirada a los trajes repartidos por el suelo. Jason sonrió de lado.

—No fue lo único que agotó mi energía —susurró, dejando otro beso sobre los labios de la chica. Natalie se sonrojó al recordar los besos apasionados, el roce de pieles y los gemidos que fueron la melodía más hermosa para los oídos de Jason. —¿Quedan más huevos?

Natalie negó con la cabeza.

—No. Esta gente no esperaba que entráramos a vaciarles el refrigerador.

La pelinegra se giró a verlo cuando notó qué buscaba algo en sus bolsillos. Jason tomó su celular y abrió la cámara frontal para apuntarlo hacia ellos y tomar un selfie. Natalie frunció el ceño y le arrebató el aparato de sus manos.

UNDER THE RED HOOD    ♰     jason todd ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora