Niccolo es un demonio hellhound bastante peculiar. Para alguien que vive en el infierno, querer tener una vida tranquila puede parecer una utopia. Pero este no sabe lo que el destino tiene reservado para él.
Estuve pensando... "¿Qué no ha leído has...
¡Ya es el día! ¡Ya es el día! Oh por Satan. Que emoción.
La casa Gohetica era todo un caos. Un caos bueno. El personal corría de un lugar para el otro terminando todo los arreglos. La cocina era un completo caos, preparando los incontables platillos que debían estar listos para el buffe y la elegante cena. Puede que esa sería una boda pequeña y familiar. Pero debía ser perfecta. Era la casa Goetica después de todo.
En las habitaciones, las chicas estaban como locas viendo los últimos detalles de sus vestido, y acomodando cada prenda para que ningún pliegue fuese visible. Pero sin lugar a dudas, las más nerviosas eran Loona y Octavia que, a pesar de no ser muy exigentes con las prendas que llevarán puestas, en esta ocasión estaban como locas. Suerte que había todo un batallón de chicas para ayudar.
Por otro lado, en una habitación más modesta, se encontraba Niccolo, el cual estaba listo y admirando con algo de vanidad su elegante traje negro como la noche. Con él, se encontraba Rex y Jessie, sus amigos de confianza, los cuales no dejaban de molestarlo para ayudarlo a liberar las tensiones.
Rex: ¿Listo?
Niccolo: Claro. ¿Por qué no estaría listo? Nací listo.
Jessie: Esta aterrado.
Rex: Ni que lo digas. Jajaja.
Niccolo: Si. Lo estoy...
Jessie: Venga tío. No pasa nada. Quiero decir... Oficialmente estarás jodido por toda la eternidad. Pero esta bien... aquí te daremos el pésame. - Las risas no tardaron en llagar.
Niccolo: Ja ja. Si. Eso es de mucha ayuda definitivamente.
Jessie: Auch... - Se quejo ante el codazo de Rex.
Rex: Venga tío. Deja de molestarlo. Y termina de una vez. Ya casi es hora.
Niccolo trago en seco, pero sabían que su amigo tenía razón. El guardián del infierno salió de su habitación y se dirigió al salir principal, donde casi todos los invitados ya habían llegado, los cuales no tardaron en ir a saludarlo.
Los primeros fueron sin duda Asmodeus y Fizzarrolli, pues cuando el Cybor lo vio no se tardó en lanzarsele encima en darle la enhorabuena. Seguido de cerca por el imponente amor del anillo de la lujuria.
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