Todo era... oscuro y sombrío. Su mente divagaba en la nada, un limbo eterno, un lugar infinito, carente de tiempo y espacio.
Las horas parecían no tener peso en ese lugar, y su cuerpo se sentía extremadamente ligero. De hecho... No sentía nada. No veía nada. No escuchaba nada. No olía nada.
No era capaz de pensar No recordar. Solo existir y esperar. Estaba como en un estado de meditación profundo. Un letargo perpetuo. Y una única palabra se repetía en su mente.
"Octavia"
Ese nombre se repetía una y otra vez. Cada segundo. Cada instante. No podía sentir otra cosa que no fuese ese nombre retumbar una y otra vez en su memoria.
"Octavia... Octavi... ¡OCTAVIA!"
De pronto, la tristesa y el miedo socabaron su serenidad. Todo se volvió un caótico mar de recuerdo y sufrimiento. Imágenes aterradoras volvían a su mente. Su amada entre sus brazos. Su último suspiro... Y luego. Oscuridad.
Niccolo: ¡OCTAVIA!
El hellhound se levantó se golpe. Al parecer estaba acostado en su habitación en la mansión de Stella, pero ni siquiera se detuvo un segundo para apreciarlo.
Su cuerpo estaba adormecido y no tenía control ninguno sobre este, pero de alguna forma, Niccolo fue capaz de alzar su espalda de la cama, aún cuando sentía una punzada horrible penetrar cada una de sus articulación.
Estaba solo. Eso fue facil de determinar. Su enorme cuerpo intento apoyarse sobre sus propios pies, pero estos temblaron como finos tallos de bambú antes de desplomarse sobre sus rodillas.
Su cara estuvo a punto de impactar contra el suelo, y de no ser por sus moribundos brazos hubiese tenido una buena contusion. Brazos que, con un esfuerzo sobrenatural, apenas eran capaces de mantener su propio peso.
Esta débil. Muy débil. Tanto, que incluso respirar le resultaba doloroso y agotador. Pero no podía quedar. No podía esperar. Tenía que seguir adelante. Tenía que ver a Octavia, o al menos, la tumba donde descansaba su cuerpo.
En un acto de pura voluntad, Niccolo se alzó una vez más. Poco a poco sentía como los músculos comenzaba a reaccionar a su voluntad, aunque tenía que mantener los pies encorvado para mantener un irónico equilibrio, pues sus rodillas aún no eran lo suficientemente fuertes para mantener su peso.
Un paso detrás del otro. Una odisea interminable solamente para llegar a la puerta de su habitación. Puerta que no dudo en abrir de golpe tan pronto como la tuvo al alcance de su mano.
Bastó con girar el picaporte para que la puerta de madera fina perfectamente alineada con el suelo se abriese con una sutileza caótica, pues Niccolo se abalanzó sobre ella, dejando caer si pesado cuerpo, el cual cayó como una mole sobre las baldosas del piso del pasillo de la mansión, mientras la puerta impactaba con fueria contra la pared a sus espaldas.
El ruido no pasó desapercibido, y muchos sirviente se apresuron a ver que pasaba, pero quedaron impactados al ver a la enorme figura que apenas podía mantenerse de pie arrastarndose por los pasillos.
Todos los que lo vieron quedaron atónitos. Asustados. No se atrevían a acercarse, mucho menos a dirigirle la palabra. Era un monstruo. Una abominación negra que escupía terror y sufrimiento por sus ojos y su hocico deformado por la oscuridad.
Aún así, una voz se alzó entre los presentes cuando el sonido de una bandeja metálica con varias piezas de porcelana se hicieron pedazos al caer sobre el suelo.
Scolopendra: ¡Señor Niccolo!
La ciempiez se lleno de miedo al verlo de esa forma, pero muy en el fondo estaba llena de felicidad al verlo despierto. Tenía que calmarlo de alguna forma, y fue la única de las presentes que no tuvo miedo en acercarse para intentar hablarle. Pero Niccolo parecía no ser capaz de razonar.
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El Alfa del Infierno (FINALIZADA) (+18)
FanficNiccolo es un demonio hellhound bastante peculiar. Para alguien que vive en el infierno, querer tener una vida tranquila puede parecer una utopia. Pero este no sabe lo que el destino tiene reservado para él. Estuve pensando... "¿Qué no ha leído has...