Capítulo 2

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Entre en mi habitación y me encerré en ella. Muchos pensamientos rondaban mi cabeza. Jamás había visto esa expresión en el rostro de mi madre y eso no era buena señal.
Fue entonces cuando me bombardeo de nuevo el recuerdo de la pesadilla de la noche anterior, solo que esta vez me abrumaba, lo sentía venir, sentía que...
-¡Deja de pensar en eso ya!-grité hacia el espejo de mi gran tocador de oro, donde se veía mi reflejo, al tiempo de que me sostenía de el.
Antes de caer en la cuenta de que estaba en dicha posición, una dulce voz me hizo regresar la vista a la puerta de mi habitación.
-¿Cielo, que sucede?-dijo mi madre, quien se encontraba de pie en el umbral de la puerta, radiante y hermosa como siempre, pero con un aire de algo que no la dejaba estar del todo en paz.
-¡Mami!-exclame arrojandome a sus brazos.
-Dime mi niña ¿Que sucede?-dijo ella, sosteniendome para llevarme hacia mi cama, una vez sentadas ahí,me acuno entre sus brazos y acarició mi cabello para tranquilizarme.
-¿Puedo contarte una cosa?-dije, levantando un poco el rostro para mirarla. Su expresión era indescifrable, pero en sus ojos, me demostraba que entendía lo que sucedía, aun sin habérselo contado.
-Claro mi cielo -dijo con toda tranquilidad-puedes contarme lo que sea.
-Anoche tuve...-dude un segundo-una pesadilla terrible.
Su semblante cambio enseguida,y me miró fijamente, ansiando que siguiera hablando.
-¿Y cual fue esa pesadilla? -Dijo tratando de esconder su ansiedad sin lograrlo.
-En ella, papá moría...-Dije al borde del llanto, mi madre se limitó a abrazarme muy fuerte dejando de mirarme.
-¿Y que más sucedía Asrai?
-Después,vi dos lugares,uno hermoso, el otro era horrible y después....-trague el nudo en la garganta que se me había formado.
-¿Después que viste?-
-Una batalla. La batalla más épica jamás vista por mis ojos.
Y en ella, peleaban criaturas espantosas, y tambien algunas que no lo eran, pero que tampoco sabría reconocer.
Morían muchos de ellos, el campo de batalla estaba teñido en sangre.
Y entonces...
-¿Y entonces que?-preguntó mi madre con terror en sus ojos que no revelaba en su rostro.
-Me di cuenta que yo estaba también en esa guerra, al igual que Horition sin embargo, no estábamos en el mismo ejército...-Me sequé las lágrimas antes de seguir hablando-Justo antes de que despertara,el trataba de asesinarme.
Termine con mi relato y mi madre estaba muda, solo me miraba y sus bellos ojos grises se oscurecieron por las sombras de la angustia, de la impotencia, de un mal presentimiento.
-Eso no sucederá ¿Verdad?-pregunté esperando un respuesta de mi madre que llevaba petrificada un largo rato.
-Debo irme cielo.-Dijo ignorando por completo mi pregunta. Tomó mi rostro con sus delgadas manos y depósito un beso en mi frente. Y antes de que pudiese articular otra palabra, salió a toda prisa de mi habitación, dejándome con las palabras en la boca.
Me levanté de la cama y extendí mis sábanas pues las había desacomodado al sentarme con mi madre. Me sentía muchísimo más aliviada por contarlo, sin embargo algo no me dejaba en paz.

~~~Más tarde esa noche~~~
-¡Qué bellos son los fiarmins!-dije. mientras observaba a aquellas pequeñas criaturas rosadas y brillantes revolotear en mi ventana. Siempre se acercan a jugar conmigo y me bañan con su polvillo al cual soy alérgica, sin embargo vale toda la pena.
Pero hoy, no tenía ánimos de jugar con ellas, necesitaba calmar mis ansias. No había visto a nadie en todo el día,ni siquiera a mi nana le había permitido entrar a mi habitación.
De pronto, escuché un susurro,una voz algo ronca, proveniente de un rincón del cuarto, gire mi cabeza al lugar para encontrarme sólo con la nada, sin embargo eso alteró a los fiarmins, los cuales revoloteando se alejaron produciendome un ataque de estornudos.

-¡Mi niña!-dijo Raiki entrando desesperada a mi cuarto y abrazandome con extremada fuerza.

-¡Nana! ¡Me lastimas!-exclame tratando de safarme de su abrazo, pero ella era demasiado fuerte; por lo que termine relajando mis músculos para no sentir tanto dolor.

-Creí que...- dijo, y se detuvo tan abruptamente que casi pude oír las frases chocando una contra otra en sus labios.

-¿Que cosa nana?-pregunté algo extrañada, nunca se había portado así.

-Nada mi niña...solo pensé que podrías ahogarte por estornudar de esa forma-titubeó.

-Emm... esta bien- dije al fin,sin embargo fue evidente que ella sabía algo que yo ignoraba y ni parecía ser nada bueno.

-Nana, escuchaste es....-
-¡Escuchar que niña! ¡Dices tonterias! ¡Debes descansar! !anda ve! Te prepararé la bañera- dijo con un tono mandon y aplaudiendo sonoramente para apresurarme.
-¡Está bien! ¡Uy nana! Estas demasiado rara hoy-musite poniendo los ojos en blanco y empezando a desvestirme.

Penumbra en el firmamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora