III

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Juan se encontraba parado frente a una gran casa, realmente podía decir que era la típica casa de los multimillonarios que solo estaban en el país por negocios

Se mentalizo un poco y toco el timbre, esperando a que alguien saliera a recibirlo, pero, su sorpresa fue grande cuando un hombre alto con cabellera rubia y unas orejas de oso que resaltaban bastante

- Tu debes ser Juan ¿no? Soy Rubius, pasa - abrió la puerta de aquella lujosa casa por completo, dejando entrar al castaño

- Vamos a la sala, podremos hablar mejor ahí, acompáñame - le sonrió y siguió caminando, guiándolo a lo que era la sala

Ahí, Juan pudo observar mejor, el hombre llevaba una bufanda, una camisa blanca de botones y encima de eso un suéter gris, no estaba puesto del todo, simplemente estaba por encima de la camisa, en la parte de abajo tenía un pantalón negro y unos zapatos igualmente negros

Al llegar a la sala, se sentó en un sofá de piel, enfrente de el, se sentó Rubius, igual en otro sofá de piel

- Bien señor Juan, voy a hacerle un par de preguntas antes de- - no pudo terminar su frase, ya que detrás de Juan se oyó una puerta abriéndose

Al escuchar esto, Juan volteó, observando a un hombre igual o un poco más alto que Rubius

- Hola querido - habló, camino hasta Rubius y le dio un beso en la frente - ¿El es el bacante? - preguntó, ahora dirigiendo su mirada hacia Juan, quien nervioso, asintio y se levantó para estrechar su mano y presentarte

- Asi es, mucho gusto, me llamo Juan, a lo mejor ya lo sabe pero prefiero presentarme formalmente - sonrio alegremente, a pesar de estar demasiado nervioso, trataba de sacar lo mejor de sí, enserio estaba luchando por ese empleo

- ¡Jajaja! No hay por qué ser tan formales, joven Juan, pero igualmente es un gusto conocerlo, mi nombre es Samuel de Luque, pero la mayoría me llama Veg, así que tú puedes llamarme así - Samuel, o bien Veg, le sonrió amablemente a Juan, antes de retirarse del lugar y dejar que siguiera la entrevista

- Bien, pues ya conoces a mi marido, él y yo somos padres de Spreen de Luque. Nuestro hijo sufre de una enfermedad llamada cuadriplejia, lo que es la pérdida del uso de las 4 extremidades, por lo tanto, necesita cuidados especiales. Y no te preocupes por medicamentos o así, ya tenemos un médico que nos apoya con eso, está al tanto los cuidados de Spreen - explico previamente Rubius

- Ehh, ¿entonces para que me están contratando? - preguntó curioso, pues ya tenían un médico para hacer todo el tratamiento

- Es un poco complicado de explicar.. pero en algún punto lo entenderás - sonrio un tanto nervioso, no iba a poder explicarle, pero él estaba seguro que en algún momento, el de lentes entendería cuál era su objetivo ahí

Juan lo único que pudo hacer fue asentir, realmente estaba algo confundido

- Este es el anexo, está específicamente hecho para los cuidados de Spreen, ven, te lo presentaré -

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- Este es el anexo, está específicamente hecho para los cuidados de Spreen, ven, te lo presentaré -

Juan seguía a un hombre alto, con barba y cabello café oscuro, y un mechón anaranjado, el cual era el más llamativo

- Sule ser algo gruñón, pero venga, no te preocupes por eso, ya estoy seguro yo que tú si te acoplas hombre - soltó aquel hombre, su nombre era Auron, pues hace 20 minutos se habían conocido

Auron le había explicado a Juan cosas básicas, aparte de haberle dejado una tablet con toda la información que debía saber, lo básico pero importante

- Señor Spreen, le presentó a Juan - habló, dejando que Juan pasase y por fin pudiera ver al hombre que "cuidaría"

Al momento de entrar, a Juan se le pusieron los pelos de punta, sentía una mirada penetrante la cual lo ponía más nervioso e inseguro de lo que ya estaba

- Me llamo Juan - fue lo único que pudo pronunciar, todo su cuerpo lo había abandonado, no podía moverse, ni siquiera pudo respirar

- Si, lo se wacho, lo acaba de decir Auron - soltó con total frialdad

Spreen se encontraba sentado en una silla de ruedas automatizada y hecha a su medida, su mirada parecía perdida, y sus orbes no tenían brillo alguno, se le notaba bastante serio

- Ah-.. - en definitiva a Juan lo ponía bastante nervioso la presencia del azabache, y estaba que se moría, pues los nervios combinados con la pena lo estaban matando por dentro

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