Paul estaba desesperado.
Llevaba toda la tarde pasando sus manos sobre el papel de su cuaderno y ninguna de las composiciones que escribía le parecía lo suficientemente buena como para poder utilizarla, pero lo que más le molestaba de todo era ser consciente del motivo por el cual estaba tan disperso: las vistas que reflejaban el vidrio de su ventana.
Se trataba de Álvaro Mayo, su vecino de enfrente. Del que llevaba enamorado un año entero.
Llegar a casa siempre suponía el mejor y el peor momento del día para Paul. La parte buena era que podía pararse en su ventana y observarlo atentamente, centrando toda su atención en su alborotada melena rizada y su dulce sonrisa, la misma que le derretía el corazón cada vez que salía. Ese sentimiento solía durarle poco tiempo, pues se desvanecía en segundos cuando recordaba que aquello era todo a lo que podía aspirar: a admirarlo desde lejos sin poder dirigirle la palabra.
El espacio entre las ventanas de ambos era el recordatorio constante de la distancia que había entre los dos chicos. Aparte de estar separados físicamente también lo estaban espiritualmente, ya que eran completamente diferentes y se encontraban en etapas opuestas. Paul era una persona insegura y solitaria, le agradaban las actividades en las que no se necesitaran personas porque así evitaba tener que socializar, una habilidad que él no controlaba y en donde su lenguaje friki tampoco le ayudaba en exceso. Álvaro, en cambio, era muy seguro de sí mismo, le encantaban las personas (sobretodo si podía ligar con ellas) y procuraba pasar todo el tiempo posible fuera de casa. Además, a Paul ya le habían roto el corazón demasiadas veces y Álvaro parecía experto en ese tema.
Pero a pesar de todas las evidencias que le indicaban que tenía que olvidarse de él, había un elemento mucho más fuerte que empujaba a Paul a perderse en el mundo del otro chico y ese no era otro que la música. Había visto lo suficiente a Álvaro como para saber que en sus ratos libres, aprovechaba para componer sus propias canciones, que acompañaba con una melodía proveniente de un piano y su armoniosa voz. Le tranquilizaba saber que tenían algo en común, que ambos vivían la música de la misma manera y que eso les unía, pero Paul también envidiaba que se le diese tan bien, porque él nunca podría llegar a estar a su nivel por mucho que lo intentase y eso solo hacía más difícil sacarse su recuerdo de la cabeza.
Y con ese pensamiento, Paul arrancó con un movimiento brusco la hoja sobre la que había estado intentando crear algo decente y la lanzó al fondo de la habitación con toda la frustración que fue capaz de reunir. Bufó y se rascó la cabeza sin saber qué más hacer, buscando inspiración de todas las maneras posibles. Acomodó el cuaderno encima de su cama a la vez que se levantaba, y cuando fue a dar un paso hacia adelante algo le paralizó. O más bien alguien.
Paul volvió la cabeza y lo vio. Ahí estaba otra vez. La sonrisa que tantas veces ocupaba su cabeza en sueños. Y esos ojos tan brillantes que le miraban fijamente.
Su vecino se estaba fijando en él y ya notaba como empezaba a ponerse nervioso. Álvaro, a lo lejos, cogió una libreta de algún sitio que Paul no alcanzó a ver y después agarró con la otra mano un bolígrafo negro. Paul se mantuvo quieto y tuvo mucho cuidado de no hacer algún movimiento que le pusiera en ridículo delante de esa cara tan encantadora, pero estaba rezando en silencio para que su vecino acabase de escribir lo que sea que quisiera decirle.
Cuando eso sucedió, Álvaro le dio la vuelta a su libreta y en ella se vio escrito:
"TODO OK? :)"
Una carita sonriente. Le había puesto una puñetera carita sonriente. A Paul casi le explota el corazón ese momento, pero también le creó muchas dudas. ¿Se estaba preocupando por él? Eso no tenía sentido viniendo de Álvaro, puesto que nunca había mostrado interés en nada de lo que hacía. También se le pasó por la cabeza la posibilidad de que fuese todo una broma, pero a Paul le dio igual. Por primera vez se le presentaba una oportunidad con él, así que iba a aprovecharla.
Fue por eso mismo que decidió seguir su táctica y responderle de la misma manera.
"Si jaja, lo de siempre"
No quería entrar en muchos detalles con él por si acaso acababa riéndose, así que esperaba que con esa simple respuesta fuera suficiente. Poco tiempo después, Álvaro cambió de hoja y volvió a responderle, esta vez más rápido.
"LO DE SIEMPRE QUÉ ES?
PROBLEMAS CON LAS CANCIONES?"
Para Paul eso era una manera muy corta de resumir lo que le pasaba, pero solo se limitó a asentir. Una parte de él se alegraba de que no tuviera ni idea de la razón por la cuál estaba en esa situación.
"VA NO TE PREOCUPES, QUE TENGO LA SOLUCIÓN PERFECTA"
Álvaro volvió a intentarlo, pero solo consiguió otra actitud evasiva de su vecino. Paul frunció el ceño sin entender a lo que se refería e instantes después se lo hizo saber con un interrogante gigante en el papel.
"?"
Paul siguió con la misma expresión, pero pudo notar la sonrisa malvada que se empezaba a formar en la cara de Álvaro mientras volvía a garabatear otra frase.
"LA SOLUCIÓN ES QUE VAS A QUEDAR CONMIGO MAÑANA"
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Endgame - Alvaul / Paul y Álvaro (OT)
RomancePaul y Álvaro viven uno en frente del otro. Paul vive obsesionado con su vecino, le mira a través de su ventana y sueña con el día en el que le dirija una sola palabra. Pero sabe que eso no es posible porque para Álvaro, él es invisible. O eso es...