Paul era un desgraciado. Y todo gracias a su familia. O al menos eso era lo que él llevaba pensando desde esa tarde.
Después del apodo tan romántico que su vecino le había dedicado y la confesión que le había dejado el corazón desbocado, tuvo que irse. Su madre le llamó y tras suplicarle que volviera a casa, el chico decidió obedecerle.
Se disculpó con Álvaro por la llamada y éste le correspondió con una sonrisa, indicándole que no había ningún problema. Después de aquello, el sevillano le propinó un manotazo en el culo a modo de despedida y ese acto tan simple despertó todo tipo de emociones en el moreno, que se quedó atónito.
Luego se esfumó. No supo cómo fue capaz de conectar sus piernas para que actuaran, pero consiguió irse.
Habían interrumpido la mejor tarde de su vida con la mejor compañía que había tenido nunca, y iba a tardar en perdonarlo. Aunque claro, su madre no tenía ni idea del enamoramiento que él se traía con ese chico, así que no podía culparle de nada públicamente... Todo le parecía una desgracia.
A la mañana siguiente, algo se iluminó en la oscuridad de su cuarto. Era su móvil. Paul reaccionó frotándose los ojos y, cuando por fin consiguió desperezarse del todo, observó la pantalla para enterarse de quién era.
El mensaje provenía de la casa de al lado. Era de Álvaro.
"Paulito, estás despierto?"
Otro apodo. El corazón del moreno dio un brinco, pero no impidió que se diera prisa al teclear en la pantalla.
"Ahora sí, gracias a ti"
El sevillano tardó unos segundos en responder, y a Paul se le hizo eterna la espera.
"Genial, era la intención :) En una hora paso a por ti, así te enseño el sitio y te pongo al día".
Y se desconectó, dejando a Paul sin poder decirle nada más.
Le costó varios intentos intentar recordar a qué se refería su vecino, hasta que cayó: se estaba convirtiendo en un miembro de su banda. Todavía le parecía extraño lo rápido que había pasado todo y que hubiera aceptado, pero eso le motivó para levantarse de la cama.
Pasó toda la mañana poniéndose guapo para Álvaro y antes de que pudiera darse cuenta, el segundo ya había picado al timbre. Paul cogió su tote bag y cerró la puerta, saliendo fuera.
- Qué guapo, Pablito - La voz socarrona de Álvaro le dio la bienvenida.
Paul sonrió como un tonto, pero notó sus mejillas arder y eso fue lo que necesitó para saber que estaba sonrojado. Se quedó parado, puesto que ni siquiera quería girarse para que Álvaro no tuviera que verlo de ese modo. No quería ser evidente con el sevillano y que pudiera ver el poder que tenía sobre él sus palabras, así que decidió mostrarse indiferente. Justo lo que hacía siempre que quería mostrar naturalidad.
Al girarse, su mirada le traicionó y coincidió con el marrón de los ojos de su vecino, acelerándole el corazón. Se colocó al lado de su vecino y mientras caminaban, repasó todo su cuerpo de arriba a abajo, fijándose en su ropa. Iba muy guapo.
El jersey morado que llevaba Álvaro le estaba volviendo loco. La tela se ajustaba a su cuerpo marcándole todos los músculos y a Paul se le había despertado la necesidad de tocarlos. Mientras se resistía por reprimir esos sentimientos, agachó la mirada y se fijó en las botas que llevaba acompañando unos tejanos. El estilo del sevillano era muy diferente al que tenía él pero por alguna razón que no sabía explicar, combinaba con su forma de ser y le encantaba. Era casual, pero a la misma vez seductor y atrayente.
- ¿Quieres una foto? - Álvaro le hablaba relajado, pero seguía manteniendo esa sonrisa juguetona.
- No te emociones, que si me he fijado es por lo feo que vas - Paul le siguió el tono de broma.
Ese comentarió molestó verdaderamente al sevillano, aunque aparentara normalidad. Álvaro consideraba que tenía muy buen gusto a la hora de vestir y, aunque no sabía el motivo, esperaba dejar impresionado al moreno y por eso mismo le dolió la indiferencia con la que le recibió. ¿Cómo podía decirle eso con sus pintas? Él también se había fijado en el granadino, el cual iba todo de negro, pero tenía claro que no iba a decirle nada. No es que estuviera feo, porque en otra persona estaba segura de que le convencería, pero en Paul quedaba raro porque esos colores le hacían parecer más serio de lo que realmente era.
- Joder - Se puso una mano en el pecho y abrió la boca, fingiendo decepción -. Pues no me lo vuelvo a currar más por ti, que lo sepas.
El moreno se río, sorprendido el cambio de humor que estaba experimentando. Había aprendido a estar en alerta siempre que hablaba con Álvaro, puesto que él se divertía mucho tonteando con Paul y poniéndole siempre al límite, pero ahora estaban charlando en un ambiente mucho más relajado y no sabía de qué manera reaccionar.
- ¿Cómo me tienes en cuenta, no? - Una sonrisa torcida decoró el rostro de Paul, mostrando agradecimiento.
- Claro, friki - La expresión de Álvaro desapareció a la vez que dejaba de andar, mostrándose frente al moreno mucho más serio-. Quiero que te sientas lo más a gusto posible conmigo.
Paul se puso nervioso. Se paró de golpe y notó un escalofrío bajándole por todo el cuerpo. Se mordisqueó el labio y volvió a mirarle a la cara.
- Para eso necesitarías traerme a Taylor Swift, así que siento quitarte la ilusión - El granadino volvió a bromear, intentando romper la tensión.
- Uf - Álvaro arrugó la nariz -, pues una pena que sea más de Ariana Grande.
A la vez que volvían a caminar, Paul sonrió interiormente. A pesar de que él ya sabía toda esa información, le alegraba que su vecino se dejara conocer de forma tan directa y natural. Ya empezaba a sentirse mucho más seguro a su lado, podía soltarse y decir cualquier tontería que se le pasara por la cabeza sin miedo a quedar mal con él o a que se le malinterpretara, así que decidió aprovecharlo y soltó sin más:
- Qué mal gusto tienes, Álvaro Mayo.
- Y tú qué guapo vas.
Y así, entre carcajadas, los dos llegaron a su destino.
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Endgame - Alvaul / Paul y Álvaro (OT)
RomansaPaul y Álvaro viven uno en frente del otro. Paul vive obsesionado con su vecino, le mira a través de su ventana y sueña con el día en el que le dirija una sola palabra. Pero sabe que eso no es posible porque para Álvaro, él es invisible. O eso es...