𝒾.𝐯𝐚𝐜𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧

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—¡Buenos días! — grita una voz infantil entrando a la habitación de sus padres al ver que ninguno de los dos se levantó

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—¡Buenos días! — grita una voz infantil entrando a la habitación de sus padres al ver que ninguno de los dos se levantó. Se trepó con cuidado en la cama y empezó a brincar.

—No puede ser. — se quejó la madre y se tapó con la almohada.

—¡Mami, Papi! ¡Despierten! — su papá sonrió con los ojos cerrados para jalarla del brazo, haciendo que cayera entre ambos padres, y él comenzara a hacerle cosquillas. — ¡Papá! — ella reía a carcajadas y su madre sonreía.

—Chicos, deberían calmarse. — pidió la madre, y el padre y su hija se miraron cómplices. — Conozco esa mirada. ¿Qué me planean? — la mujer no tuvo tiempo ni de procesarlo cuando tenía a su hija y su padre haciéndole cosquillas a ella.

Después del divertido momento familiar, todos decidieron levantarse y prepararse para hacer un desayuno en familia, como venían haciendo durante dos meses.

—¿Qué quiere comer la princesa hoy? — Sophie sonrió y miró a su papá.

—Quiero un croissant. — Ivet entró a la cocina y negó.

—Has comido croissants durante tres días consecutivos. — su mamá la regañó y Sophie rió.

—Es que son deliciosos, mamá. Los mejores que he probado. — su mamá sonrió y miró al híbrido.

—Ella quiere croissants. — se encogió de hombros, e Ivet rodó los ojos.

—Eres un gran consentidor de nuestra pequeña. La vas a malcriar. — la de pelo rosado le riñó.

—No me importa. Ella se merece el mundo. — dijo tomando su teléfono para alejarse y pedir los croissants.

—Eres una pequeña consentida. — su madre le dio un toque en la nariz y le extendió los brazos para abrazarla.

—Lo siento, mamá. — ella ríe y su madre la baja. — Iré a mi habitación a dibujar. — le avisa y sale corriendo a su cuarto.

Ivet sonríe mientras mira a Klaus alejado. Decide darle su espacio y se asoma por la ventana con una vista a la mismísima Torre Eiffel. Su sueño se había cumplido: Klaus la había traído a Francia y la había llevado a los mejores museos y lugares de comida. Ella lo había disfrutado, y lo mejor de todo, había sido junto a su pequeña familia.

𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 | 𝐍. 𝐌𝐈𝐊𝐄𝐀𝐋𝐒𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora