Mi amistad con Cristian se dio de un modo natural.
Al día siguiente me desperté con la noticia de que me había seguido en Instagram. Eso me hizo sonreír y no voy a negar que pasé toda esa mañana revisando sus fotos. No tenía muchas, había un par de él con su familia, otras con sus amigos (reconocí los rostros de Gio, Nahuel y Licha en varias de ellas) y otras de él con sus compañeros de trabajo.
Después había otras fotos de él solo, selfies dónde sonreía y levantaba el pulgar. Había una foto en particular dónde estaba en la playa, sin remera. Se le veían ambos brazos tatuados hasta los hombros, pero no tenía ninguno en el torso. Lo que me gustó, ya que dejaba que se apreciara más la piel canela de su torso. Cristian era de contextura delgada, pero no era un flacucho, tenía los abdominales definidos y la noche anterior había notado el modo en que la remera se le ajustaba a los bíceps.
No había fotos de él con ninguna novia en ningún lado.
Le devolví el follow y traté de ignorar el pequeño cosquilleo en la boca de mi estómago. No importaba que estuviera soltero, él seguía siendo hetero y yo tenía que concentrarme en mi carrera. Juro que en ese momento estaba decidido a ahogar cualquier tipo de mariposas que quisieran crecer en mi interior.
Empezamos a tener tímidas interacciones en las redes, yo le comentaba las historias de él jugando al fútbol y él me contestaba cada vez que subía un paisaje o algo que estaba cocinando. Eran charlas breves y cortas que teníamos cada tanto, por lo que yo pensaba que lo tenía todo controlado.
Hasta que un día me mandó un mensaje de WhatsApp.
“nos falta uno para el futbol, te prendes?”.
“Me gustaría, pero hace mucho que no juego”, le respondí. La última vez que había pateado una pelota había sido en el patio de la escuela de mi secundaria. “No quisiera arruinarles el partido”.
“naaah es algo tranqui”
“además ya tenemos varios muertos en el equipo así q si jugás mal pasas desapercibido seguro”.“No se van a enojar conmigo si hago un mal pase?”, le pregunté. Los argentinos eran muy pasionales cuando se trataba de fútbol.
“ni ahí, es un juego nomas”
“y si alguno se te hace el vivo yo lo acomodo, no t preocupes”.Eso me hizo sonreír.
“Bueno si te tengo de guardaespaldas me quedo tranquilo jaja”.
“entonces venis???”.
“Sí, a qué hora es?”.
“vamooo”
“es a las 9, yo te paso a buscar y comemos algo todos juntos despues”.Cristian estacionó su auto frente a mi edificio exactamente a las 9 de la noche. Me abrió la puerta desde adentro y me saludó con un beso en la mejilla apenas entré. Charlamos un poco, él me preguntó cómo me iba en la carrera y me escuchó quejarme de los parciales hasta que fuimos a buscar a Licha.
El partido fue divertido. Agradecí tener a Cristian en mi equipo porque él es el tipo de jugador que es doloroso de enfrentar. Ganamos 3 a 1 y el segundo gol lo hice yo. No sé si me puso más contento ver la pelota impactar contra la red o el hecho de que Cristian me abrazó con fuerza hasta levantarme los pies del suelo.
Creo que ya sabés la respuesta.
Cuando terminó el partido fuimos a comer unos choripanes a un puesto que quedaba cerca de la cancha. Yo estaba temblando un poco, los días eran calurosos pero me olvidaba de lo frias que se ponían las noches.
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a boy is a gun (cutison)
FanficSonny es un estudiante repudiado por su familia que intenta adaptarse a su nueva vida en Córdoba. En ese momento conoce a Cristian, un cordobés de sonrisa dulce que hace que su mundo tiemble. Junto a él, Sonny conoce lo maravilloso y doloroso que pu...