Recuerdo que te conocí en aquel lugar lleno de arena y un sol hermoso, estabas en aquella parte del palacio donde solo yo podía entrar junto algunos sirvientes que solo me atendían a mi, te vi ahí en aquel lugar lleno de vegetación, cuando llegue logré contemplarte estabas ahí parado con tu brazo extendido como siempre ocultando tu cabello con aquel velo, dejando solo al descubierto esos mechones dorados como la arena de Egipto, me miraste algo sorprendido por ser descubierto en aquel lugar que estaba prohibido para ti.
Te mire sorprendido, sin duda alguna tu belleza me cautivo, esa piel algo pálida pero levemente morena, eras hijo de una esclava que trabajaba en el palacio pero está muro cuando solo eras un niño de ocho años, nunca lograba verte tan claro como el agua, tus ojos amatistas tus bellas facciones y tú cuerpo delicado y delineado por aquellas prendas, sin duda alguna una joya invaluable para mis ojos.
Trate de acercarme a ti, al ver tu esto pediste perdón con esa hermosa voz, melodiosa y dulce, y te retiraste rápidamente, dejando al viento llevar y mover aquel velo que siempre llevas ocultando tus cabellos.
Siempre te veía a lo lejos, veía como trabajabas arduamente, sin descanso, tu cuerpo siempre delgado por no alimentarte bien, siempre dispuesto a ayudar a otros sin importarte si eras castigado.
Sonrisa ante cualquier situación no importaba que tan mala era tu vida, o que tan mediocre podías verte, no te importaba ser un esclavo, siempre sonreias, siempre mostrando que todo puede cambiar si tienes fe en conseguir lo que te propones.
Un día te observé, habías sido asignado a cuidar los jardines del palacio o los pocos que habían, siempre estabas checando todo, con entusiasmo y amor, cuando un aroma dulce me llegó, sin duda alguna el mejor olor que aya conocido, un toque a miel y manzana, como mi merienda favorita, cuando me acerque a ti bajaste la cabeza conociendo tu lugar, en ese entonces solo éramos príncipe y esclavo.
Trataba siempre de hablar contigo sin llevar título alguno o tener superioridad sobre ti, tu siempre respondías con respeto y te dirigias a mi como principe, nunca dejaste de tratarme de ese modo.
Me llamabas la atención y trate de igual forma llamar la tuya pero no funcionaba, mantenías un margen entre los dos, no dejabas que hubiera una relación más aya que solo esclavo y príncipe, algo que me llegaba a molestar y me desagradaba.
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Entre oro y rosas
RomantikQuién diría que el destino volvería a unirnos, trate de alejarme de ti pero al final logramos estar juntos. -Ustedes saben sobre la leyenda de está ciudad?.-pregunto la anciana a la pareja. -Que leyenda?.-Pregunto curioso. -Una leyenda de amor y mue...