Capítulo I

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|☂| 06/01/2024 - 07/01/2024 |☂|

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Todo comenzó en una simple fiesta en la isla de Isquia, Italia.

Paraíso mediterráneo de origen volcánico, lugar de grandes celebraciones e increíbles atardeceres.

Y sobre todo, mi hogar.

Italia era el país que me había visto crecer, y del que por el momento no tenía intención de salir. 

Paseando entre sus calles me sentía segura, pero ahora, rodeada de miles de personas solo conseguía sentirme sola.

Intentaba mantener algún tipo de conversación con alguien, pero todos me parecían igual de estúpidos.

Y por si fuera poco, era incapaz de apartar la vista de cierta persona. 

Llevaba pocos días en la universidad, pero muchos me habían advertido sobre ella. 

Que conste, que lo había estado intentado, más de una vez hice al amago de desaparecer de esa horrible fiesta y olvidarme de todo, olvidarme de ella. Pero por algún motivo que no logro entender aun, continuaba allí.

¿Sabes de esas flores tan bonitas que tu madre te dice que no toques porque son venenosas?

Pues ella era como esa flor, era capaz de matarte con su veneno. Y yo era como esa niña, tendía a ignorar siempre lo que me decían.

Pensándolo con detenimiento, era la única persona de toda la fiesta, que había conseguido inspirarme curiosidad.

No solo porque llevaba jugando al póquer horas y horas. Sino porque con su mirada fría, y  su postura de indiferencia, nos observaba a todos evaluándonos, retándonos.

 Sino porque con su mirada fría, y  su postura de indiferencia, nos observaba a todos evaluándonos, retándonos

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Eso al principio lograba irritarme, ya que siempre, pasara lo que pasara, ella parecía imperturbable. Pero al cabo de un tiempo noté que solo conseguía hacer que mi corazón latiera más deprisa.

Y no a causa del miedo que me provocaba tenerla a menos de dos metros de distancia, sino por la sensación que me embargaba al mirar su expresión vacía.

Años más tarde, mientras escribo esta historia, aun soy capaz de recordar lo que era capaz de producirme una de sus características miradas. 

En uno de mis intentos por ignorarla, había comenzado a entablar conversación con un joven llamado Gianno.

En uno de mis intentos por ignorarla, había comenzado a entablar conversación con un joven llamado Gianno

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Italiano de nacimiento pero francés de corazón. Me contó, gracias a mis  insistentes preguntas sobre el asunto, que pese haber nacido en Italia. A la tierna edad de 3 años marchó a Francia por motivos familiares.

Además de enseñarme las fotos de su pequeña casa en Francia, en la que vivía con su madre francesa, y contarme sobre sus otros viajes. Me dejó claro que era alguien simpático y que podríamos ser amigos.

Yo, que no había salido de mi país nunca, puse tal cara de alucine que se echó a reír haciendo que durante unos instantes todos nos mirasen, incluida ella.

Con una sonrisa afable, y un intento por controlar los latidos frenéticos de mi corazón, quise retomar nuestra conversación.

Más tarde, descubrí que su nombre de nacimiento era Jean Gianno, y que también cursaba su primer año de universidad. Solo que a diferencia de mí, él lo hacía en la carrera de 'ingeniería y economía'.

 Esto último fue una pregunta totalmente curiosa por su parte, ya que al principio habíamos estado hablando de temas frívolos para entrar en confianza y romper el hielo.

 Pero rápidamente, a medida que pasaba la noche, y al notar mi repentino aburrimiento. Habíamos pasado a temas mucho más interesantes.

Haciendo un esfuerzo por escuchar sus palabras, no podía evitar dirigir mi mirada hacía ella.

No sabía su nombre, pero era consciente de la terrible atracción que sentía al mirarla.

Siguiendo mi mirada, Gianno sonríe.

—¿Es inevitable mirarla, eh?— Sin prestarle mucha atención asiento —. No te preocupes, todos hemos pasado esa fase de ligera atracción hacia ella. Se te pasará.

—¿Quién es?— Pregunto incapaz de contenerme —. Bueno mejor dicho, ¿cómo se llama?

—Su nombre completo es...— Comienza diciéndome Gianno, pero de pronto un ruido hace que ambos nos giremos.

—¡Hola, hola chicos!—En un impecable italiano, la voz de una mujer se escucha a nuestra espaldas, mientras un escalofrío me recorre.

Sin necesidad de verle la cara, sé perfectamente que se trata de ella.

Mi corazón se acelera de nuevo, esta vez al compás del sonido de sus tacones al rozar contra el suelo de mármol.

No respiro, no me muevo no hago nada. Tan solo espero a que llegue.

Ella se acerca, con una sonrisa en sus labios pintados de rojo carmesí, y un dulce olor a colonia cara, que inunda mis fosas nasales.

Es y era hermosa, tanto, que para el resto de mortales, eran injusto estar cerca de ella y no poder admirar su belleza al completo. O como mínimo, poder conseguir un poco de esta.

Con un suspiro resignado, intenté afrontar la situación lo mejor que pude.

Sin lugar a dudas, el destino quería que nos conociéramos. Y por ello, jugaba con nosotras a su antojo.

 Y por ello, jugaba con nosotras a su antojo

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✫・。. 𝕯𝖊𝖓𝖓𝖆 ‧ *・༓☾  

 

𝓜𝓪𝓻𝓯𝓲𝓵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora