Parte 1: El corazón de oro

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– Al regresar a mi pasado, como si fuera un momento de éxtasis, recordaba mientras celebraba con el pueblo.

Era un pequeño niño nacido en la herrería del pueblo, recuerdo que en esos tiempos el pueblo entre montañas era pobre y gris, era amenazado por rumores de una bestia de oscuridad que no dejaba que la luz llegará al pueblo correctamente, por lo que en esos momentos éramos un pueblo que criaba guerreros hechos para pelear en la oscuridad contra esa cosa que amenazaba cada día las noches del pueblo, en esos momentos corrían leyendas de un guerrero que controlaría la flama eterna, una llama azul que podría verse a metros de lejanía, por lo que soñaba todos los días junto a mi madre y a mi padre el día que podríamos ver la luz en las mañanas y no esas tenebrosas nubes que solo significaban que habrían más cuerpos en la fosa por enterrar...

Entrenaba todos los días probando las armas que mi padre forjaba en la herrería con sus finas habilidades, el me regañaba cada vez que cometía un error, alguien tenía que proteger a nuestra familia y el sabía que yo podía ser el indicado para la tarea, era un padre estricto, justo, pero jamás un mal padre, el vio como crecía y me convertía en un guerrero, feroz y fuerte, junto a una nueva legión de chicos que no verían la luz y que ni podrían volver a respirar el aire un día más, éramos un par de compañeros y yo, los que nos adentramos en las montañas por tres días enteros buscando a la bestia oscura que amenazaba a nuestras familias, no teníamos esperanza de sobrevivir pero íbamos con todo a por esa cosa, recuerdo haberla visto, parecía un perro gigante con ojos amarillos, púas en vez de pelos y con un corazón que se veía a la lejanía hecho de oro con el que robaba toda la luz, luz que corría por las patas y las venas de la feroz bestia, nos cazo uno por uno, hasta que quedar solo yo, mi escudo y mi lanza, tenía un frío extremo por la noche logrando solo poder ver un par de metros más allá de los árboles en un silencio cruel, sabía que estaba allí, tenia la opción de retirarme o morir por los que quería proteger, y tome la decisión de lanzarme a morir por todo nuestro futuro
... Viendo a la bestia salir de las tinieblas y sosteniendo mi lanza con furia esa cosa solo estaba parada frente a mi, burlándose con un chillido vacío que hacía retumbar un poco mis oídos, como un bajo eléctrico, me enterraba en el piso con su presencia, sentía como mis pies eran comidos por las tierra y haciendo casi imposible mi movimiento... Estaba congelado por el miedo y más cuando la bestia empezaba a regurgitar las partes cercenadas de mis compañeros y jugando con ellas frente a mi, el frío me devoró, y cambie de decisión... Corriendo por mi vida, la bestia logro alcanzarme y desgarro mi ojo pero decidió irse y no acabar conmigo, hoy en día sigo sin saber porque esa cosa me dejó con vida, pero sentí como la luz llegaba a mi... Quitándome el frío, esa fue la primera y ultima vez que jure venganza contra algo o alguien, al llegar al pueblo logré ser curado pero sin mi ojo, aún era joven y tenía mucho por delante, pero salir de aquellas montañas era imposible por la cosa que se alimentaba de los que intentábamos buscar un destino menos cruel, estábamos condenados a la muerte.

Solo logré encerrarme en mi habitación lamentandome por haber dejado que todos mis amigos murieran sin haber podido correr a salvarles, viendo mis manos mientras mis lágrimas caían sobre ellas, pero en una situación normal quedaría perder la esperanza frente a algo que nunca la tuvo... Esa cosa me hizo algo, estaba sentado en mi habitación viendo a la ventana, a las montañas llenas de sangre de mucha gente que murio... Pero no en vano, mi padre no estaba decepcionado de mi, pero no era el mismo, la esperanza se había perdido y las armas que fabricaba ya no eran tantas y tan finas como antes, todos en el pueblo estaban preparados, lo primero que vi al salir fue como ya los sacerdotes estaban enviando grupos de gente atada a ser comidos por aquella bestia, las calles se descomponian y me preguntaba que sucedió, la bestia me había puesto a dormir por más de dos semanas y para entonces mi madre había sido enviada como carnada para calmar a la bestia por eso mi padre estaba obviamente y extremadamente decaído por la situación ¿De verdad no había nada que hacer? ¿Lo que quedaba era morir? ¿Que me hizo la bestia y porque me dejó vivir? Estaba perturbado, cerraba mis puños con ira y fue entonces cuando le grité a mi padre

Deja de fabricar armas!

No las necesitaré... Asesinare a esta cosa con mis propias manos.

Estaba decidido, no tenía miedo y aunque mi padre estaba casi al borde del llanto, no quería que la poca esperanza que tenía el pueblo muriese en vano, por lo que con su sabiduría de padre pero creyendo en que si estaba vivo era una señal, decidió no hacerme caso y darme una daga que tenía guardada desde hace mucho, una daga hecha de un material azul, muy rústica, ya que me decía que ninguna herramienta era capaz de forjarla correctamente pero sabía que una última oportunidad necesita una última arma, le pregunté ¿porque nunca la había usado? Después de todo si era tan fuerte necesitaba de ella, el me contó que nunca nadie había logrado dominar esa daga, llego al pueblo hace miles de años pero todos aquellos que tocaron la daga se sumieron en la locura y destruyeron mas de una vez el pueblo, sin embargo, todo lo antiguo nunca es igual, y tu hijo, si estas vivo y a salvo es porque no eres igual a todo lo que paso.... Por eso, yo bendigo está daga y te confío su poder, entonces le pregunté ¿Nunca la habías usado? Y me contó que no, ya que nunca fue un guerrero, pero que yo, tenía el corazón de oro.

Tome la daga y debido al calor que estaba sufriendo apesar de ser un pueblo frío, tiré mi chaqueta al suelo, tome la máscara de herrería de mi padre y me adentre denuevo en el bosque para buscar la cabeza de la bestia.

KNT ORIGENES: PETERSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora