11. Palacio Norte

1 1 0
                                    

EL REGRESO DE SUPERGOLFO

            El héroe salió por una puerta de madera negra y corroída por el clima frío de esa parte de los terrenos de Ofloda. Era ahí donde se había construido el Palacio Norte, un torreón cuadrado y alto con una galería de piedra, donde SuperDolfo esperaba encontrar a su archienemigo, el rey Ofloda.

El héroe recorrió el patio cubierto de nieve y subió unas escaleras de piedra que llevaban a una enorme puerta de madera de dos hojas. SuperDolfo empujó los portales y entró a una habitación iluminada por velas. Caminó por un mezanine y ahí abajo se dio cuenta que había un enorme salón cuadrado con una chimenea y sobre ella un cuadro del temible rey vestido tan solo con su calzoncillo dorado y sus brazos cruzados sobre su poderoso pecho peludo. El héroe encontró unas escaleras de madera y bajó despacio, escuchando solo el crujido de cada escalón mientras sus botas rojas avanzaban. También se escuchaba el fuego que crepitaba en la chimenea, ningún otro sonido.

Estaba de pie frente a la chimenea, admirando el retrato del rey Ofloda, ese hombre atractivo de ojos de hielo. SuperDolfo sintió una erección dentro de su calzoncillo rojo. Se acarició el bulto, inspeccionando el cuadro, mirando como se marcaban los músculos del legendario villano: no eran tan grandes como los suyos, pero definitivamente Ofloda tenía un buen cuerpo, atlético, fuerte. Miró como el pintor había definido muy bien el bulto en ese calzoncillo dorado. De repente sintió una mano que lo agarró del hombro, otra que lo agarró de la entrepierna y lo levantó como si no pesara nada.

—¡¿Que?!

—¿Me extrañaste SuperDolfo? —dijo el hombre que lo cargaba por encima de los hombros.

—¡Maldito! ¡Bájame! —gritó el héroe.

—Oh si, te voy a bajar —dijo el villano riendo a carcajadas. Entonces lanzó a SuperDolfo contra una de las paredes de piedra y el edificio completo tembló.

SuperDolfo, despacio y adolorido, se puso de pie y miró al hombre que lo había atacado: ¡Era SuperGolfo! Estaba tan musculoso como la última vez que habían luchado, tenía esa mirada de ojos rojos cargada de furia y lujuria, sus pectorales, mas peludos que los del héroe se contraían mientras caminaba despacio hacia SuperDolfo. Flexionó sus brazos dejando ver esas dos montañas masivas llenas de poder.

El héroe se lanzó a toda velocidad propinándole un puñetazo en la cara haciendo al malvado clon caer de espaldas arrastrándose por algunos metros sobre el suelo de piedra. SuperDolfo avanzó hacia donde estaba SuperGolfo tirado en el suelo, lo agarró del tobillo, lo elevó y lo azotó de nuevo dejando un pequeño cráter en el piso.

SuperGolfo gruñó y justo cuando SuperDolfo iba a levantarlo de nuevo le lanzó una patada a la cara al héroe. SuperDolfo se tambaleó mientras el villano se ponía de pie.

—Esta vez no ganarás —dijo SuperGolfo con su voz cavernosa. Ambos hombres se lanzaron uno contra el otro agarrándose de las manos midiendo sus fuerzas.

—Te venceré, como lo hice la última vez...

—Tu poción roja no surtirá efecto en mi de nuevo —dijo SuperGolfo —, el doctor Simi me dio un antídoto... ¡no podrás volver a debilitarme!

—¡Encontraré la forma de acabar contigo! —gruñó el guapísimo héroe de pelo en pecho. Seguían forcejeando, midiendo sus fuerzas, pero todo esfuerzo parecía inútil, ambos poseían el mismo poder. SuperGolfo le propinó un rodillazo en el abdomen haciéndolo doblarse, soltando las manos de su enemigo. El villano lo agarró de la nuca y estampó el rostro del superheroe contra su rodilla. SuperDolfo acabó en el suelo con las manos sobre el rostro.

—Ahora que te he destrozado la cara, ¡yo soy el mas guapo! —gritó el villano flexionando sus enormes y peludos pectorales. SuperGolfo estaba a punto de dar un pisotón en el abdomen, cuando el héroe se movió a gran velocidad, apareciendo detrás del malvado clon. SuperGolfo no se esperaba que SuperDolfo lo jalara de las espinillas y lo hiciera caer de boca. El villano intentó levantarse pero SuperDolfo le dio un golpe con su puño como si fuese un martillo a media espalda haciéndolo caer de nuevo. El castillo entero tembló y cayeron algunas piedras del techo. De nuevo el malvado clon intentó ponerse de pie pero fue inútil, el martillo poderoso del héroe lo estampo de nuevo al suelo de piedra —¡Maldito! —gritó SuperGolfo.

El héroe puso un pie sobre el villano y tensionó sus músculos, flexionando luego sus bíceps. Miraba a su enemigo derrotado en el suelo y esgrimió una sonrisa:
—Creo que con esto te he demostrado que yo soy el mas fuerte —le dijo SuperDolfo.

—Eso es lo que crees —dijo el villano humillado con la bota roja de su oponente sobre la espalda. SuperGolfo puso sus manos sobre el suelo y de un impulso logró levantarse haciendo a SuperDolfo tambalearse. De inmediato el villano lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas acertando al pecho del SuperDolfo lanzándolo contra una de las gruesas paredes de piedra. La pared se desquebrajó, y el magnífico héroe cayó afuera sobre la nieve.

SuperDolfo se levantó, adolorido y mareado. El dolor de espalda era insoportable, había golpeado con ella toneladas de piedra y las había partido en pedazos. Aun así, seguía sintiéndose fuerte. Sabía que la pelea con su malvado clon no debía prolongarse más, tenía que vencerlo de una vez por todas para poder seguir en busca del temible rey Ofloda y salvar a su gran amor.

La sombra del villano lo hizo reaccionar: SuperGolfo estaba de pie en la abertura que había hecho el héroe con el golpe. El villano tenía las manos en la cintura, se veía enorme: ancho con su pecho peludo, sus hombros gruesos al igual que sus brazos, su torso acinturado con cada uno de los cuadros abdominales bien definidos, cubiertos de vello; su calzoncillo azul oscuro ocultaba el bien dotado bulto que parecía igualar al de SuperDolfo. El héroe notó que su enemigo estaba excitado. El héroe notó que él mismo estaba excitado. Y entonces a SuperDolfo se le ocurrió una idea. Se lanzó a toda velocidad contra SuperGolfo lanzando un par de puñetazos haciendo al villano retroceder dentro del castillo. Luego, SuperDolfo agarró el elástico del calzoncillo azul y lo jaló con fuerza desnudando a su oponente:

—¿¡Que haces!? —gritó el villano sorprendido. SuperDolfo le agarró el pene erecto y lo apretó con fuerzas —¡No! ¡Que intentas hacerme! —SuperDolfo sujetaba con la otra mano a su enemigo del cuello mientras apretaba con fuerzas la verga del villano. No necesitó mucho para ver como el liquido preseminal se escurría de ese miembro tan grueso y grande. SuperDolfo fue llevando despacio a su enemigo, empujándolo hacia la pared del lado contrario, presionándolo contra ella. Con una mano en el cuello de SuperGolfo, comenzó a sobar su falo con la otra. El villano no sabía que hacer, el placer era demasiado. Puso sus manos en la muñeca de SuperDolfo tratando de retirar la mano de su cuello pero era inútil, estaba paralizado gozando de cada movimiento de la otra mano fuerte del héroe sobre su grueso pene —¡No! ¡Mi virilidad! ¡Mi fuerza! —protestaba SuperGolfo sintiendo como su enemigo lo frotaba cada vez más rápido.

Y entonces, SuperGolfo estalló en un chorro de liquido blanco que casi baña a ambos super hombres por completo. SuperDolfo soltó al villano quien cayó de rodillas frente a él, sobre el charco de semen. El cuerpo del clon malvado fue disminuyendo de tamaño, no solo estaba perdiendo su enorme musculatura, sino también los vellos de su torso.

—Mi hombría —repitió el villano lamentándose con una voz cada vez menos intimidatoria. Estaba quedando en los huesos y entonces levantó la cabeza para mirar a SuperDolfo con odio y en ese instante desapareció. SuperDolfo sabía que su malvado clon había ido a parar a la Dimensión Oscura, y que quizá algún día podría volver, pero ya sabía que cuantas veces volviera, lo derrotaría.

SuperDolfo III y IV - La Saga de OflodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora