2. La Maquina del Clima

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Fue un día extraño, Dolfo se asomó por la ventana y lo sorprendió ver todo nevado, era pleno verano, y usualmente no nevaba en Charmópolis ni en invierno.

El héroe había pasado los días anteriores buscando el paradero del Doctor Simi. El Palacio de Ofloda se había vuelto invisible gracias a un conjuro, SuperDolfo pensó que el edificio se había marchado, tal y como había llegado. Pero no fue así, ese mismo día que empezó a nevar el palacio volvió a aparecer sobre la Colina Nébula.

"Esto de la nieve debe ser obra del Doctor Simi" pensó Dolfo mientras miraba por la ventana de su casa, contemplando la blancura del paisaje. Las calles estaban vacías. Dolfo dio un giro y se transformó en el super macho de pelo en pecho. Aunque solo usara calzoncillos y botas, no sentía frio, era demasiado fuerte para poder resistirlo.

Voló hacia el Palacio de Ofloda, aterrizó ante la enorme puerta principal por donde había entrado antes, cuando luchó con SuperSimi. Ahí estaba la estatua del atractivo macho peludo: el Rey Ofloda.

SuperDolfo recorrió de nuevo los pasillos del palacio, esta vez no se topó con ninguna trampa, ni enemigos. Había salones donde había varios Gay-bots, pero estaban desactivados, era como si estuviesen dormidos. Así, llego a un salón donde el Dr. Simi había instalado su nuevo laboratorio.

—Vaya, vaya —dijo el anciano loco de barba roja —. Nos volvemos a ver.
—Imagino que este cambio de clima tiene que ver contigo —dijo SuperDolfo poniendo sus manos en la cintura exponiendo su pecho ancho y peludo.

—Acertaste fortachón —dijo el científico loco, deleitándose la pupila con los hermosos músculos del héroe —. Me sorprende que hayas venido —dijo el Dr. Simi —, la última vez casi te destruyo, ¿que no tienes miedo? —se burló el villano.

—No le tengo miedo a nada —aseguró el macho alfa —. Esa Radiación Azul que tu usas me debilita, pero su efecto no dura mucho —cruzó sus brazos sobre su poderoso pecho —y puedes volverte tan fuerte como yo, si quieres, te volveré a derrotar.

El Doctor Simi soltó una carcajada, poniendo sus manos en la cintura, vestía igual que la vez anterior, un pantalón viejo de vestir y encima una bata de laboratorio, sin camisa abajo.

—¡Oh!, esta vez te espera algo peor —dijo el Doctor Simi —. No será conmigo con quien luches, no, no —dijo mientras meneaba el dedo índice, cerrando los ojos. Presionó unos botones en su brazalete, el mismo que usó la vez anterior para activar la Luz Azul, pero esta vez, al presionarlos, se formó una especie de arma alrededor de su mano, como un cañón. Apuntó al macho de pelo en pecho y en lugar de disparar, fue como si algo estuviera siendo drenado de SuperDolfo, como una energía. El héroe se estaba sintiendo débil —¡Que se siente que toda tu fuerza sea succionada por este cañón, macho de pelo en pecho! —se burló el Dr. Simi.

SuperDolfo cayó de rodillas, viendo que había perdido sus músculos, ahora era simplemente Dolfo. Dos Gay-bots se acercaron, levantaron al delgado y guapísimo hombre y lo llevaron a rastras a una silla donde lo encadenaron.

—¡Ahora esta energía será para mi amo! —exclamó el Doctor Simi, abandonando la habitación y dejando ahí a Dolfo, encadenado en la silla, con dos Gay-bots como guardias.

Afuera, la nieve lo cubría todo, era una terrible tormenta que nunca antes se había visto en Charmópolis, subieron metros y metros de nieve dejando a muchas casas enterradas. Dolfo miraba por una de las ventanas como lo blanco lo invadía todo. "Debo recuperar mi fuerza" pensó el joven héroe, quien se removió en la silla tratando de romper las gruesas cadenas que lo mantenían cautivo.

De repente, los Gay-bots salieron de la habitación, y entro un hombre, un hombre de cabello blanco y barba negra, un pecho ahora tan ancho como lo había sido el de Dolfo cuando tenía poder. Sus ojos color del hielo impactaron al héroe.

—Así es que tú eres el que según la profecía me derrotará —era el rey Ofloda, se veía tan macho y varonil como cuando Dolfo tenía sus músculos —. No eres más que un mocoso estúpido —su voz profunda, cavernosa, resonaba entre las paredes de la habitación.

El rey Ofloda levantó la silla donde estaba encadenado el héroe y lo lanzó contra una pared, la silla se hizo pedazos, pero las cadenas mantenían prisionero a Dolfo. Ofloda caminó hacia él, y lo levantó de las cadenas por encima de su hombro, Dolfo quedaba colgando.

—Eres patético —le dijo Ofloda mirándolo a los ojos, luego se acercó al rostro del héroe y lo besó, introduciendo su lengua en la boca del mallugado macho de pelo en pecho —. Serás mi esclavo sexual —le dijo Ofloda, besando de nuevo al héroe.

—¡Jamás! —dijo Dolfo, empezó a retorcerse entre las cadenas tratando de liberarse, y Ofloda soltó una carcajada.

—No tienes super fuerza —le dijo el villano —. Ahora yo soy el macho alfa y muy pronto seré aún más poderoso.

Pero la energía robada por el cañón del Dr. Simi empezó a volver, Dolfo sintió que recuperaba su fuerza y entonces, al ver que sus músculos habían recuperado su tamaño, reventó las cadenas.

—¡No puede ser! —dijo Ofloda.

SuperDolfo ahora era tan musculoso y fuerte como Ofloda, sus pechos anchos y peludos tenían totalmente excitado al Dr. Simi quien los veía desde un monitor, mientras se masturbaba. El héroe le dio un golpe a Ofloda en el pecho que lo hizo tambalearse, de nuevo otro golpe y otro más, Ofloda estaba acorralado contra la pared.

—¿Que me... está pasando? —gritó Ofloda mientras veía como un aura azul salía de su cuerpo —¡No! ¡mi poder! —los músculos de Ofloda disminuyeron su tamaño, había

perdido la fuerza —¡Me lo pagaras! —gruñó el villano y de un salto se transformó en murciélago y salió volando por la ventana.

SuperDolfo miró hacia donde iba y salió volando detrás de él. Ofloda llegó a uno de los jardines del palacio y volvió a transformarse en hombre, SuperDolfo aterrizó justo detrás de él y lo atrapó en un abrazo de oso.

— ¡Suéltame! ¡aaagh! —gritaba impotente el rey Ofloda, mientras el poderoso macho de pelo en pecho lo aplastaba entre sus brazos musculosos.

—Ríndete —dijo SuperDolfo —¡No dominaras el mundo como hiciste hace siglos!

—¡Claro que lo haré! —gritó Ofloda, agarrando las muñecas del héroe, tratando de liberarse del tremendo abrazo.

Ofloda uso su magia y parecía como si se estuviese estirando, su cuerpo se fue adelgazando más y se volvió más alto. SuperDolfo lo veía crecer y al volverse más flaco pudo zafarse de los musculosos brazos del héroe. Ofloda le dio un puñetazo al macho en el rostro que lo tiro al suelo. Luego recupero su tamaño normal, pues su magia no era aún tan poderosa. SuperDolfo trato de agarrarlo del tobillo, pero Ofloda de nuevo se transformó en murciélago y voló a la almena de una de las torres, ahí era donde estaba la Maquina del Clima.

SuperDolfo lo alcanzó. Ahí cuatro Gay-bots protegían la máquina, que era una especie de disco satelital con un teclado, montados en una base hecha de tubos, el disco lanzaba un rayo al cielo que era lo que estaba provocando la tormenta. Los Gay-bots se lanzaron al héroe, pero él con solo un par de golpes los convirtió en chatarra.
—¡Esto no se acaba aquí! —gruñó furioso Ofloda, y entonces desapareció en una nube de humo.

La pelea había terminado, Ofloda ahora sabía lo poderoso que era SuperDolfo y que necesitaría planear bien una estrategia para poder vencerlo.

SuperDolfo agarró la máquina y con sus brazos fuertes convirtió los fierros también en chatarra. El clima se reestableció, la nieve desapareció. Y así SuperDolfo volvió a su hogar.

SuperDolfo III y IV - La Saga de OflodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora