10. El Templo de las Mareas

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            El héroe surgió de las aguas en medio de un mar de olas altas y peligrosas. Las olas lo fueron aventando a la orilla. El agua era de un azul tan oscuro como la noche. El cielo parecía una bóveda morada con esa cortina verduzca ondeando en el espacio, la aurora boreal, o como se llamaba en ese mundo: la aurora de Ofloda. Ante el héroe aparecía una isla de arenas color mostaza, pequeña y circular en cuyo centro se alzaba un templo de paredes cubiertas por escamas azules, verdes y turquesas. Era un edificio de dos pisos con otros salones adjuntos de menor tamaño, de techos aplanados adornados solamente por una hilera de conchas y caracoles. En el centro había una enorme piedra cubierta de conchas color perla y algunas ventanas delgadas y alargadas por aquí y por allá en la fachada escondidas entre la textura de escamas.

SuperDolfo suspiró, imaginando que le esperaba una nueva batalla dentro del lugar. Al acercarse vio un letrero de madera clavado en la arena que decía: Templo de las Mareas. Abrió las puertas y dentro encontró un enorme salón de dos plantas, con las paredes igualmente tachonadas de grandes escamas como si se encontrara cerca de un pez gigante. No había estatuas y ningún otro adorno. No había puertas, solo las ventanas alargadas que estaban a lo alto. No había señales del rey Ofloda. El héroe de pelo en pecho caminó al centro del salón y entonces, la isla comenzó a temblar. La pared al fondo comenzó a recorrerse dejando al descubierto una piscina de aguas transparentes. SuperDolfo se acercó. "Supongo que debo ir por ahí", pensó, y se lanzó al agua.

Descubrió que se trataba de un laberinto debajo del agua. Afortunadamente el podía durar horas sin necesitar aire, algo que seguramente el rey Ofloda no había contemplado. Las paredes submarinas eran igualmente adornadas totalmente por escamas de pez y unas diminutas perlas despedían luz iluminándolo todo de una manera tenue.

El héroe nadó y nadó por pasillos submarinos, túneles que parecían bajar al centro de la isla, luego subir y volver a bajar. Se encontraba con peces y otros animales inofensivos. Esperaba tener que toparse con enemigos, pero hasta el momento, el templo parecía estar en paz. De repente, salió de uno de los túneles a una bóveda bajo el agua transparente. Del otro lado lo esperaban dos seres extraños, seres con cabezas de piel lisa y plateada, con aletas en lugar de orejas y una aleta dorsal sobre el cráneo, sus ojos negros y rasgados miraron al macho de pelo en pecho con sorpresa. Llevaban el torso gris desnudo y tenían colas de pez como sirenos. En seguida se lanzaron contra el héroe considerándolo un intruso, atacaron con largas lanzas que SuperDolfo agarró, jaló y rompió sin esfuerzo, de un puño lanzó a los sirenos contra las paredes escamosas dejándolos inconscientes. Entró por la puerta que custodiaban y entró a otra especie de pasillo inundado de agua donde al fondo había unas escaleras hechas con huesos de ballena, o eso parecía.

SuperDolfo subió las escaleras a una superficie cubierta de arena y piedra y recorrió pasillos. Las perlitas seguían siendo la fuente de iluminación, incrustadas en las paredes escamosas. Subió mas y mas escaleras hechas de huesos y espinas, llegando a una terraza, ahí custodiando una escalera en espiral estaban otros dos hombres pescado, que se movían arrastrando sus largas colas sobre el suelo cubierto de arena, con sus lanzas en las manos.

—¡Eh tú! ¡Intruso! —gritó uno de los hombres sirenos, pero no había abierto la boca, era como si hablara por telepatía —¡Fuera de aquí! —los dos guardias de piel gris y ojos negros y rasgados con aletas en la cabeza se lanzaron hacia SuperDolfo, quien esquivó las lanzas dando un salto y cayendo detrás de ellos. Luego les estrelló una cabeza con la otra dejándolos inconscientes en el suelo.

"Ofloda debe de estar por aquí", pensó el héroe mientras subía la escalera de espiral. Mientras subía se dio cuenta de que en las paredes aparecían de nuevo las ventanas alargadas, de nuevo estaba llegando a la superficie después de haber bajado tanto por los túneles submarinos.

SuperDolfo III y IV - La Saga de OflodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora