Sólo me necesitas a mi; mikayuu.

¿Porqué me trajiste aqui?

—¡Mika! ¡Detente! ¡¿Q-qué estas haciendo?! —gritaba un pelinegro al estar en brazos de aquella persona cual habia llorado hace breves instantes.

Al pasar varios minutos llegaron a un edificio, viejo y abandonado, como se suponía al estar en aquella era. Mikaela vampiro de cabellos rubios cargaba a tal chico ruidoso, él le pedia a gritos que lo bajara o mejor dicho, le rogaba.
Al llegar al ultimo piso entro a un cuarto y bajo al pelinegro.

—¡Mika,dejame salir! porfavor.

El azabache quería irse, tenia que irse. Había dejado a sus amigos en medio de la batalla ¿Cómo se supone que estuviera tranquilo?.
El vampiro al ver que aquel chico quería irse obstruyo la puerta recargándose en ella y no podía irse por una ventana, estaban en el ultimo piso. No le dejaba alguna salida.

—¿Para qué me trajiste aquí? —pregunto Yuichiro con un tono serio.

Ese tono lo percibió rápidamente Mika. Pensó que talvez esraba enojado,
—¿Qué hice? —dijo él en su mente. —Lo aleje de esos humanos para su seguridad. ¿No lo sabe?

Aunque aquellos pensamientos fueron interrumpidos por el chico de ojos verdes.

—Dime, ¿por qué? ¡mis amigos están en peligro! —grito.

—Yuu-chan. Ellos no son tus amigos al único que necesitas a tu lado y como tu único amigo soy yo —dijo en un modo tierno y calido tratando de calmar a Yuu. —¿Acaso no me quieres a tu lado? ¿me habías olvidado? —termino con un suspirar apagado.

—¡No!, nunca te olvidaria; e-es solo que m-mis amigos...
Empezaban a juntarse lagrimas en sus ojos esmeraldas. El motivo, recordar aquel momento de sufrimiento cuando tuvo que dejar a mika, adolorido, sangrando, sin esperanza, en las garras de lo que pensó que era la muerte, hace mucho tiempo atrás.

—Tranquilo Yuu-chan, yo estoy aqui ¿acaso no estas feliz? —comentó Mika de un modo calmado, agarrando con sus dos manos el calido rostro del pelinegro y sin que se diera cuenta al mismo tiempo acercando su frente con la de él.

Yuu al pasar unos breves y cortos segundos sintió la fría frente de Mika, lo tenía tan cerca; la distancia entre los dos era tan corta, podía sentir la respiración de aquel rubio y mirar aquellos ojos de color azul, no como el cielo, ni el mar, era un azul profundo, lleno de misterio y sufrimiento, aquellos ojos que pensaba que no volvería a ver.

—¡M-mika! ¡Q-quédate conmigo!

Mientras lo decía lloraba, ya no podía soportar más aquellos desvelos, los entrenamientos, y aquellos recuerdos que lo habían atormentado todos esos años, todo...todo por aquel chico el cual al por fin lo tenía enfrente, cerca suyo.

Se lanzo hacia el vampiro, abrazándolo, lo apretaba con fuerza queriendo no separarse de él nunca más.

—Me quédate contigo siempre. —dijo Mika tras haberse sorprendido de aquella actitud repentina de Yuu.
Correspondiéndole el abrazo, y con una mano acariciándole la cabeza trato de calmarle.
El pelinegro solo asintió con la cabeza tratando de ocultar su rostro lloroso en el pecho de Mika.